Poema escrito por Henry Rivas Sucari
Antaño, si mal no
recuerdo, mi vida era un festín
Donde todos los
corazones se abrían, donde corrían
Todos los vinos.
Una temporada en el infierno
Arthur Rimbaud
Hoy, que es un día claro después de mil noches
Puedo jugar a la existencia
¡Oh magnífica clarividencia
de un cielo azul!
Y arcoíris casi rojos, casi
amarillos y celestes,
¡Estupendos colores entre
montañas jubilosas y magníficas!
¿Cuánto ha pasado para ver
la luz al final del viaje?
Antaño, mi corazón de gitano
destilo su rumbo
Por los rincones más ácidos
y vivos de la tierra.
Mis ganas de
entenderlo todo, saborearlo, conquistarlo, pisotearlo
Y amarlo, me llevaron por el
extravío y la divinidad de la locura.
Espacio cibernético,
conjunciones entre la luz y las sombras
Pueblos
fantasmas, arcaicas mansiones
Y ciudades que levantan las
ciencias como torres de Babel, desafiantes y angulosas.
¡Qué es el mundo y su
humanidad sino una errada suma de Dios y su impaciencia por hacernos infelices!
Se rieron en mi cara
mi fracaso; y yo escupí en las suyas sus desdichas.
Cuánta maleza hay que cortar
para buscar el sol.
Me he entretenido entre los
pecados y sus vicios
He atravesado venturosas
casas e ilusionado con el amor hasta la muerte;
A doncellas frenéticas que
esperaron de mí
Algo más que mi pobre
alcurnia
Y mis eslabones familiares
desheredados;
Pero la magia está en todas
partes,
Pude amar en solo
instantes, las sombras
Las soledades
El cielo y el infierno en
una sincretización de
horror y de amor,
Observé las
elevaciones volcánicas
Sus tierras frescas, sus
gentes pálidas
Su viento huracanado y sol
complaciente.
Cuántas lunas me perdí extraviado
entre los caminos y los designios de lo absurdo,
Pero así es este mundo y así
soy yo;
Entre las ventanas de la
muerte
Y las lágrimas de la vida
Pude gritar desde mi
garganta ebria
Que la existencia es
un reducto de cartón
Un salmo mal rezado
Una oración sin cruces…
Un horadado corazón de
difundo apagado
Por las ruinas y las
miserias.
Mi viaje se trastocó en honor,
en amargura con saliva verde
En cabellos largos y barbas hirsutas
de vidrios y jabón bruto
Pero las caridades del
amor y los esputos de la suerte
Construyeron en mí una
sombra mal erguida
Una silueta desfigurada de
lo que son las cosas
A pesar del extravío y la
conmiseración
Después de mil días de
extravío y loco complejo
Por las iluminaciones de sus
lunas.
Me hallo aquí, al final de
mi camino aventurero
A disfrutar de la luz
Y la ensoñación del amor.
_______________________________________________________________________
1. Poema ganador del Diploma de Honor del Concurso Internacional de Poesía de la Revista Khatarsis de Málagra, España, 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario