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martes, 7 de enero de 2014

UNA IMPORTANTE MIRADA A “EL RETOÑO” DE JULIÁN HUANAY



Por: Miguel Gonzales Corrales.




1.    INTRODUCIÓN
En la literatura del Perú hay una gran variedad de escritores del pasado y la actualidad, dentro de los que destacan literatos que se ubican, con sus obras literarias, en la corriente Indigenista. En estas obras se retratan la sociedad, cultura, comercio, dialecto, educación, etc. Tal es el caso de obras dejadas por Clorinda Matto de Turner, Narciso Aréstegui, José Carlos Mariátegui, Enrique López Albújar, César Vallejo (algunas de sus narraciones), José María Arguedas, Ciro Alegría, Manuel Scorza, Julián Huanay, Oscar Colchado Lucio, entre los más destacados y leídos. Esa es la realidad andina que seguramente ellos conocieron, y otros que la conciben hoy en día, las dan a conocer, en su respectiva literatura.
Dentro esta perspectiva encontramos la breve trayectoria literaria de Julián Huanay (Jauja, 1907 – Lima, 1969), en “El retoño” (novela, 1969) y “Suburbios” (cuentos, 1968), además de tres ensayos sindicales. Personalmente, “El retoño”, no debe dejarse en el olvido por su importancia literaria y trascendencia social. Por tal motivo, debe rescatársela, por su contenido juvenil, y se sepa cuán difícil, a través del tiempo, las personas del ande sufrieron y sufren la vida que les ha tocado vivir. Esto se puede saber (si es que uno lo ignora) por medio de la literatura, que generalmente, refleja, la situación de un lugar, cualquiera que sea. Este es le caso de “El retoño”.

2.    LA OBRA LITERARIA
“El retoño” cuenta la historia de Juan Rumi, un adolescente que vive en el pueblo de Ayla, en el centro de la serranía peruana. Rumi, quien sufre primero la muerte de su padre y luego la de su madre, decide abandonar su tierra natal para recorrer un enorme camino rumbo a la mentada Lima de la que todos hablan y cuentan grandes anécdotas como os edificios enormes, la cantidad de vehículos que por su pueblo pasaban de vez en cuando, donde el trabajo es abundante.
Desde el plano de la historias, se observa el interés de Rumi por viajar y para ello debe atraviesa varios pueblos. En uno de esos lugares, conoce a dos muchachos, Pedro y Nico, con quienes comparte muchas aventuras y le ayudan, en algunos casos, a ganar algo de dinero cargando algunos bártulos de gringos. Sabe, que como él, esos dos mozalbetes, también tienen la esperanza de llegar a Lima para trabajar, así descubrimos que Nico quiere ser chofer de camiones. Sin embargo, sus sueños y esperanzas se truncan, pues, no saben a ciencia cierta qué les va a deparar en el futuro, porque personas como ellos, con  su ignorancia y analfabetismo, no saben que estos dos elementos son un obstáculo para laborar en Lima, pero quieren seguir soñando porque así son felices.
Esta novela corta o nouvelle, no sólo nos hace ver la idiosincrasia de esos pobladores, sino que observamos el total desamparo de Gobierno por esas peruanas regiones a quien nadie interesa, sólo a los gringos, como en el caso de las minas, y en la que trabaja Rumi con otras personas, sufren explotación y maltrato. Entonces, uno se percata, que sólo los extranjeros ven riqueza, donde los capitalinos peruanos desdeñan. Juan Rumi, en su adolescencia, aprende con sufrimiento lo que implica trabajar y ganar unos centavos, pero también se enfrenta a enfermedades, como la bruncopulmonía, motivo por el cual lo despiden de la mina donde trabajaba. Luego es utilizado como trueque para trabajar, finalmente,  en Lima, que la verá a su paso, pues su destino es ir más allá, es decir, a una hacienda algodonera, en las afueras de la ciudad, y que después, por causa del paludismo, será conducido recién a la gran Lima, al Hospital Dos de Mayo, para ser atendido. Solo y sin nadie a quien conocer en la capital de mediados del siglo XX, por primera vez, no sabe qué hacer, lo que sí hubiera sabido si estuviera en Ayla, su pueblo, que recuerda con nostalgia, también a sus amigos Pedro y Nico, a quienes alguna vez les prometió hacerse escribir una carta para enviárselas y sepan cómo era la mentada Lima.


3.    ANÁLISIS
Lo que se observa, en primer lugar,  en el discurso literario,  es el estilo sencillo y claro para la comprensión, que contrasta con el dialecto de los personajes que habitan esa regiones de la sierra, incluyendo, las palabras características de su habla popular, tales como: chiuche (chiquillo), rosteres (horno), bicharra (fogón improvisadoi), tostao (maíz calentado al fuego), ñocos (tres huecos en la tierra donde se juega a bolas). En medio del mismo discurso literario, apreciamos que el micro relato es la sierra, sin embargo, hay microrelatos que van completando la historia, es decir, cada poblado al que va llegando Rumi, prolongan el conflicto de la historia, en el que se ve envuelto el protagonista, por lo que la fábula se irá tejiendo, a través de situaciones que realizarán los personajes que va conociendo el mismo Rumi, aumentando más el conflicto, que lo llevará, finalmente, al hospital Dos  de Mayo. Con esta línea cronológica del relato, el autor, claramente, nos muestra su intención y significado a través de los actores (personajes)  y los actantes (las palabras de la zona y sus circunstancias regionales), que es enseñarnos cómo son esas regiones. Estos dos elementos mencionados, forman el todo de “El retoño” y sólo al final hay una degradación en la historia, cuando Rumi, solo, en Lima, no sabe qué hacer, y por ende, fracasará en ese micro mundo que nunca ha conocido, excepto de oídas, como menciona el autor al inicio del libro.
En el plano de las caracterizaciones, los personajes nos muestran una idea de sus pensamientos precarios y su acostumbrado sometimiento sumiso, sólo para poder trabajar en algo y ganar unos centavos para subsistir y comprar alimentos. Entonces, comprobamos que sus apariciones van más allá de la realidad que les rodea, inmersos en la sociedad que les ha tocado vivir. El estilo de la narración tiene una eufonía lenta que se percibe en la lectura, puesto, que hay una concatenación cuando el narrador, omnisciente, conocedor de todo, detalla y narra los pensamientos de los personajes, las descripciones de los lugares y la naturaleza. Por todo ello, cuando se lee el lenguaje de la novela, hay asomos poéticos, lo que Tomachevski llama eufonía  del discurso, porque las asociaciones fónicas son gratas al oído. Esto también se debe a que la sintaxis no tiene una elaboración artificiosa, ni ardides literarios, por lo cual muestra la serranía peruana con toda claridad para entenderla.
Esta novela corta, es invalorable, en el ámbito de nuestra literatura, aun sabiendo que su primera publicación no tuvo éxito en el Perú. Pero paradójicamente, cuando se la tradujo y publicó en Moscú (Rusia), en 1965, su éxito fue enorme, tanto así, que se recomendó su lectura en los colegios para los escolares, por su temática proletaria y juvenil.

4.    CONCLUSIÓN
“El retoño”, es una novela de aprendizaje, la historia de un muchachito, Juan Rumi,  que irá descubriendo en su adolescente vida, la importancia del trabajo para poder vivir mejor. Es similar a la historia de Zézé, el niño protagonista de “Mi planta de naranja-lima”, de Vasconcelos. Claro, con la enorme diferencia que una novela narra la vida de la sierra peruana, y la otra, la de un poblado de Brasil.
Finalmente, estoy convencido de que esta nouvelle de Julián Huanay debe ser  incluida en la lectura básica en los escolares de Perú, como alguna vez lo fue en Moscú. Simplemente, no podemos negarnos a conocer la realidad de la sierra alta de nuestro país.


EMILIO SALGARI: EL COMPROMISO CON LA LITERATURA


Por: Miguel Gonzales Corrales.




Uno de los escritores que ha tenido mayor acogida en el campo de la literatura en el siglo XIX, es sin lugar a duda, Emilio Salgari. Nació en Verona, Italia, el 22 de agosto de 1862.  Nació en una familia de pequeños comerciantes. Su madre una dálmata, en quien el pequeño Emilio encontraría las bases para sus futuras historias, en lo países lejanos, en relación a la antigua Europa. Aquello lugares de selvas vírgenes, mares infinitos, donde habitaban gente, con historias propias, de costumbres y culturas diferentes.
Pienso que Salgari fue un escritor comprometido con la literatura, no por la vastedad de las 105 novelas que escribió; sino, en esencia, porque cada historia que narra, nos da a conocer muchos parajes, no sólo en sus dos más grandes obras, “Sandokan” y “El corsario negro”, por las que se le recuerda.
Además, este escritor, quien figura dentro de la novela de ti8po de Aventuras, hay qu8e mencionar la grandiosidad de las descripciones conque cuenta y narra cada sitio al que se refiere, con una caracterización de personajes bien definidas, como si el mismos Salgari hubiera estado presente en cada una de sus propias ficciones, como observador de todo, ya que la manera de fabulación, en relación a los temas tratados -sigo creyendo- , es asombrosa.
La técnica literaria de este novelista es rápida, amena y ágil, que mueve cada escena y hechos con una precisión exacta, una estructura poco frecuente que encantó al público lector y a las producciones cinematográficas. Un escritor italiano que –a mi juicio-  mantuvo una línea literaria muy aceptable, aunque el pre3juicio  de otros literatos respetables, no le dedicaron la importancia, ya que sus orientaciones nunca estuvieron de acuerdo a lo que escribieron D’nuncio, Dante, Boccaccio, Carducci, Leopardi, Pirandello, Calvino, Moravia, Dario Fo, Tabucci o los escritores del Verismo dieciochesco. Desde luego, no se puede negar la capacidad y alto nivel literario de éstos, desde su punto de vista ideológicos, pero Salgari, no tiene menos mérito que ellos. Por ende, quizá el aspecto más sencillo y aventuresco haya sido el motivo por el que se le relegó en los manuales de literatura de mayor prestigio y poca asertividad en la crítica literaria de los más especializados. Yo también soy especialista en Literatura y crítico, a la vez, por lo que elevo la labor literaria de Salgari. He leído sus novelas, a la vez que me cercioraba de su estilo sui generis, la técnica conque contaba cada una de su obras, que no son ínfimas, de ningún modo.
También el trabajo de Salgari va mucho más allá de la simple aventura, y como muchos otros escritores que abordan la historia, este escritor  es uno más de ellos, algo semejante al estilo narrativo de Walter Scott. Así, con el compromiso literario que lo caracterizaba, Salgari aborda temas  de la historia, en novelas claves, , que no han sido muy difundidas, quizá por desconocer de ellas, como en los títulos de “La capitana del Yucatán”, “Los hijos del faraón”, “El tesoro del presidente del Paraguay”, “El capitán Tormenta”, y sobre todo, “El León de Damasco”. Es sabido que Salgari tocó el tema de la historia de acuerdo al conocimiento que poseía de la época y de los conflictos de los cuales tuvo noticia, previa documentación, para luego llevarla al plano de la literatura, con un  estilo exquisitamente bien narrado, con historias de la mejores. Este aspecto es menos conocido en su carrera literaria, ya que fue absorbido por sus personajes de piratas y corsarios. Incluso, la labor de Salgari, es tan constante, que muchos lo han considerado el sucesor de Julio Verne, pues de alguna manera, recibió influencia del escritor francés, al escribir libros con títulos como “El tren volante”, “La travesía del Atlántico en globo”, “Dos mil leguas bajo América”, “Las maravillas del año 2000”; pero la diferencia es que Salgari tocó temas que existieron en el siglo XIX. En cambio Verne –en algunas novelas-, ya narraba Ciencia Ficción.
Como se ha visto, hasta aquí, Salgari, a través de sus historias, nos informa, también, de hechos que sí sucedieron realmente como el caso de “La capitana del Yucatán”, que nos refiere sobre el conflicto, casi al detalle, que tuvieron Estados Unidos  y Cuba, alrededor de la isla, sólo le faltó mencionar la participación del poeta José Martí (seguramente porque ignoró la existencia de este líder cubano).  Otro caso es “El León de Damasco”, donde narra los hechos que se suscitaron cuando los turcos  tomaron el fuerte de Famagusta, en Chipre, en el año de 1571, en la batalla de Lepanto (¿acaso no participaba en ese momento Miguel de Cervantes Saavedra, a quien apodaron el Manco de Lepanto?).
Finalmente, Emilio Salgari, que debió tener una vida cómoda, tuvo un final mísero, con ceguera, su esposa que terminó en un hospital  porque su locura la consumió totalmente. Antes de esto, había dejado tres breves cartas: Una a sus hijos, en la que se lee su quebranto por abandonarlos; otra, a os directores de los periódicos de Turín para que ayuden a sus hijos económicamente; y a sus Editores, para que l0o entierren pobre, pues… “enriquecidos con mi sudor y manteniéndome a mí y mi familia en una continua miseria o algo peor…”, dirá después. Fue encontrado por Lugia Quirico, un  leñador, en un bosque de Turín, con una navaja de afeitar, manchada de sangre, un 25 de abril de 1911.







ARTHUR C. CLARK: EL VISONARIO DE LA ODISEA ESPACIAL


Por: Miguel Gonzales Corrales.







Referirme al género literario de la novela, es abarcar un terreno muy amplio, en sus diferentes tipos: Histórica, gótica, terror, realista, naturalista, surrealista, psicológica, de aventuras, simbolista, romántica, vanguardista, latinoamericana (incluyendo el “Boom” hispanoamericano). Sin embargo, cabe destacar otro tipo de novela, que en mi opinión, de especialista en Literatura, ha aportado grandes teorías para la literatura, me refiero a la Ciencia Ficción.
Los grandes pioneros de la Ciencia Ficción, de acuerdo a mi conocimiento, sólo son dos, por la producción literaria que han dejado: Julio Verne y H. G. Wells; aunque siglos atrás hubieron otros que la escribieron tímidamente como Voltaire (2) o Mary W. Shelley (3). Tanto Verne como Wells, propusieron en sus narraciones, análisis de viajes, de acuerdo a lo que se conocía de la ciencia de la época, en el que el ser humano podía viajar fuera de la tierra, creyendo encontrar otras formas de vida, diferente a la nuestra, como en la luna o como una invasión extraterrestre de marcianos, como “En la guerra de los mundos” (1889) de Wells. Es decir, pensaron que había vida en los astros más cercanos a nosotros como Marte y la luna, para empezar. Ya en el siglo XX cuando aparecieron otros tipos de novelas, quienes profundizaron más la ciencia ficción (antes llamada literatura de anticipación) (4), fueron Isaac Asimov, que con sus estudios científicos y de robótica, desembocaron en su saga de “Fundación” y “Yo robot”. Arthur C. Clark, en cambio, con su visión de contemplar el cosmos, en su infinidad espacial, lo llevaron a deducir que había vida más allá de nuestro planeta, lo cual dio origen a su tetralogía de Rama; “Cita con Rama”, “ Rama II”, “Rama revelada”, “Jardín de Rama”; y su famosa Odisea espacial, conformada por los siguientes títulos: “2001: una odisea espacial”, “2010: Odisea II”, “2061: odisea III”, “3001: odisea final”.
Este escritor inglés que nació el 16 de diciembre de 1917, estuvo al margen de  la vanguardia de los adelantos científicos de la época según iba viviendo, incluyendo lo que atestiguó de la II Guerra Mundial. Él estudió Física y Matemática, graduándose con honores. Inició su interés por los viajes espaciales en la década de 1940, como lo hizo conocer a través de su primer libro de relatos: “Expedición a la Tierra”, cuya narración “El centinela”, le sirvió de base para escribir su “2001: Una odisea Espacial”, publicada en 1968.
Posteriormente, fue escribiendo artículos científicos, en los cuales preveía, que los humanos, algún día, con su tecnología, llegarían más allá de la luna, como lo fue relatando en sus obras de La odisea espacial, sobre todo, en la primera, que fue llevada al cine por Stanley Kuvrik, en 1968, que tuvo un gran éxito. He leído esta novela, y a lo largo de sus 6 capítulos y 47 sub capítulos, uno puede entender esa profundidad de lo que él creyó, aunque su narrativa es lenta y puede aburrir al lector, yo disfruté y entendí esa majestuosidad que veía en un universo infinito, desconocido e inexplicable cuando la nave se perdió en un abismo indefinido. A lo largo de su vida siempre estuvo latente ese mensaje de la era espacial en la vida de los humanos, y por toda esa idiosincrasia suya, fue ganador de un Premio Hugo en 1980, por su novela “Fuentes del paraíso” y otorgándosele, también en 1968, el título de Caballero de la Orden, del Imperio Británico.
Por todo ello, hoy le rindo un homenaje post mortem, ya que fue una pena para mí saber que falleció de un paro cardiaco a sus 91 años,  el 19 de mayo de este año, en Colombo, capital de la isla de Sir Lanka, al sur de la India. Finalmente, diré que Arthur C. Clark, será por siempre un ser humano que vivió y soñó más allá de nuestra luna. ¡Descansa por siempre en el espacio estelar!

NOTAS
(1)  Este texto se publicó en homenaje al escritor inglés Arthur C. Clark por su reciente fallecimiento: 19 de mayo de 2008,  en el suplemento Enigmas, en una edición de noviembre de 2008, en Arequipa.
(2)  Voltaire escribió un cuento llamado “Micromegas”. Es la historia de un gigante de nombre Micromegas, que durante sus viajes espaciales, llega a la tierra y se encuentra con dos marineros.
(3)  Autora  der la novela Frankenstein, publicada en 1918.
(4)  El término Ciencia Ficción fue utilizado por primera vez, con éxito, por Hugo  Gernsbank, en 1929.