Por: Miguel Gonzales Corrales.
Cuando alguien escucha una leyenda no
puede evitar preguntarse cuánto de verdad o exageración tiene o si realmente
sucedió lo que se cuenta. Pero para ello
hay que saber qué es una leyenda en el marco de la tradición y narración oral,
qué funcionalidad tiene dentro de la literatura, en el género de la narrativa.
Para ello voy a deslindar algunos conceptos: la Real Academia de la Lengua
Española tiene siete acepciones referidos a la Leyenda, pero la que se refiere
a la iliteraria es la acepción cuatro que dice: Relación de sucesos que tiene
más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos (1). Según
varios estudiosos de la literatura confirman que la Leyenda es un relato
extraordinario o fantástico, pero con un trasfondo histórico que ha ocurrido en
tiempos lejanos y en un lugar determinado (2). Posteriormente, la Teoría
Literaria consideró a la leyenda como parte de la clasificación que pertenece
al género narrativo. Es decir, ambos conceptos provienes de hechos acaecidos en
un determinado lugar que fueron contados por los hombres de generación en
generación, hasta que una persona relacionada al mundo de las letras puede
rescatarlo y hacerlo conocer, por medio de las escritura, a un público masivo,
como siempre ha sucedido, en muchos casos, alrededor del mundo; y en nuestro
medio peruano, José María Arguedas y Francisco Izquierdo Ríos, son los más
destacados al respecto, al rastrear leyendas andinas (3).
Sin embargo, hubo una leyenda que
existió porque los pobladores, descendientes de aquellas personas lo reafirman
sin mostrar engaño alguno, porque relatan el origen o fundación de su
pueblo. La leyenda a la que me refiero
sucedió en un pueblo en el interior de la provincia de Condesuyos, en
Arequipa. A esta leyenda se la conoce
con el nombre del Machaypuito. Esta historia ocurrió aproximadamente en el
siglo XVI (entre los años de 1640 a 1650, aproximadamente), en un pueblo
llamado Huamanmarca que hoy es ruinas, según he podido rastrear su origen. Esta historia cuenta que en aquellos años una
epidemia brotó y mató a muchos de sus pobladores. Uno de esos fallecidos fue
una joven mestiza llamada Ana María Suelles quien mantenía un amor apasionado
con el sacerdote del pueblo: Gaspar Angulo. Éste, en esos momentos infaustos,
se encontraba en Arequipa atendiendo una diligencia religiosa. Cuando el cura
retornó a Huamanmarca, se enteró lo que había sucedido. Su reacción fue una
demencia total y de inmediato se dirigió al cementerio, cavó la tumba de su
amada Ana y la extrajo, llevándosela a la iglesia con cuidado, sentándola en el
centro del templo, en una silla lujosa, para luego perfumarla y vestirla con
lujo. Después cogió una quena y tocó dentro de un cántaro grande la canción que
por su contenido era prohibida, esa melodía se llamaba el Machaypuito (que en
quechua significa infierno aterrador). Según se dice, el cura perdió la razón y
noción de la realidad. Los pobladores, entre mestizos y españoles, unos aprobaban
esa actitud y otros la rechazaban con pleitos verbales y físicos.
Transcurrieron tres días hasta que la pestilencia de la muerta causó malestar y
enfermedad. Tan atroz fue esto, que cuentan que los santos salieron huyendo de
la iglesia por las ventanas espantados por ese horror y que el Diablo se llevó
a los infiernos a la muerta y al sacerdote, eso dice la tradición oral, porque
sus cuerpos nunca fueron encontrados. Producto de esto, las personas de
Huamanmarca se marcharon y fueron a poblar otros lugares siguiendo, según
ellos, a los santos que huyeron de la iglesia. Esas gentes fundaron tres
pueblos en diferentes sitios: Salamanca, Andaray y Yanaquihua, actualmente
distritos de la provincia de Condesuyos, cuya capital es Chuquibamba (4).
Su difusión de una u otra forma pudo ser oída
por algunos hombres de letras, como por ejemplo Ricardo Palma, en las
“Tradiciones Peruanas” (5), tiene una tradición llamada “Machaypuito” en la que
menciona esta leyenda con algunos datos incorrectos y equívocos, porque deduzco,
no tuvo conocimiento exacto de dicho suceso por vivir en Lima, muy lejos del
escenario original, en aquellos años. Otro escritor peruano que también lo
menciona es Ciro Alegría, en las primeras páginas del primer capítulo de “Los
perros hambrientos” (6), con detalles ambiguos a través de dos pastores, Pedro
y Antuca, quienes lo comentan sólo porque él lo oyó en algún lado que no
precisa. También un amigo, en la Universidad San Agustín, me refirió algo
parecido a lo que venimos tratando, su narración fue incompleta, pero la sabía
de algún lado que no me dijo. La leyenda del Machaypuito, como se la conoce,
tiende a ser mencionada en varios lugares.
Llegó a mí porque de chico iba de visita al
pueblo de Andaray, tierra natal de mi madre, a visitar a mis abuelos. Esta
historia siempre se las oí contar a los muchachos y a la gente mayor y creían
tanto en ella, pues afirmaban que Huamanmarca era el origen de su pueblo y
esa idea no se las hará cambiar nadie. Además, refieren que cuando uno está en
las ruinas del pueblo de Huamanmarca, se
puede escuchar algunas voces de gente que vivió allí o quizá (pienso yo) sea el
sonido del viento que choca con algunas rocas.
CONCLUSIÓN
1º Entonces, la leyenda es una
historia que vincula al hombre con la naturaleza, su entorno social y
exageraciones que se agregan a un acontecimiento; o algún tipo de espejismo que
haga observar a las personas lo que no es por la situación que viven.
2º La leyenda son hechos que
sucedieron en la realidad, con fechas y personas que sí existieron, pero ese
toque de hechos maravillosos es una tradición de la exageración para nutrir de
fantástico su relato porque el hombre, como ser pensante, siempre ha creído en
lo sobrenatural de uno u otro modo, según su concepción religiosa, moral, ética,
social, cultural, etc.
3º Por estas razones, las personas
vinculadas a las letras, al escuchar las diferentes leyendas que existen en
nuestro mundo, por su atractiva historia, deciden escribirlas para comprender
más una cultura, para apreciarla o amarla y para darla conocer con la finalidad
de que sí existe en tal o cual región, pueblo o país.
4º Por ende, me satisface saber que,
por circunstancias familiares, he encontrado fortuitamente el origen de esta
leyenda que es muy referida, aunque de modo vago, por personas de diferentes
zonas del Perú.
4º Finalmente, como hombre de letras
que soy también, escribí esta leyenda como un cuento en mi segundo libro, de
acuerdo al conocimiento que tengo en documentos y testimonios orales, porque si
no creemos y entendemos lo que escribimos no se habrían creado obras literarias
que hubieran perdurado a través de los tiempos en la memoria de los hombres.
NOTAS
- REAL ACADEMIA de la
Lengua Española, T. 12, Vigésima Segunda Edición, Madrid, 2005.
- Autores varios.
- José María Arguedas,
“Mitos, leyendas y cuentos peruanos” (coautoría con Francisco Izquierdo
Ríos), 1947, “Cuentos y canciones del pueblo quechua”, 1949, “Cuentos
religiosos- mágicos de Lucanamarca”, 1960-1961. Traducido del quechua al
castellano “Dioses y hombres de Huarochirí” 1966.
- “HISTORIA del distrito de
la Santísima Virgen del Carmen, de Andaray y provincia de Condesuyos”,
autores varios, 1986.
- Ricardo Palma,
“Tradiciones Peruanas”, T. 2, Edit. Océano, Madrid- España, 1990.
- Ciro Alegría, “Los perros
hambrientos”, cap. I Perros tras el ganado, Edit. Seix Barral, Madrid,
1985.
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