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lunes, 8 de diciembre de 2008

ENTREVISTAS LITERARIAS





Entrevista a Oswaldo Chanove
Por Elena de Yta
naufraggo@hotmail.com



1. ¿Desde cuando empezó tu gusto por la Literatura, qué es lo que más te llamó la atención?

Cuando aún no sabía leer mi padre nos leía cada noche un par de páginas de una novela de aventuras. El suspenso era tan fuerte que durante el día escrutaba secretamente las páginas de ese objeto extraño y misterioso que era el libro. Cuando por fin aprendí a leer para mí fue natural sumergirme en el apasionante universo de la imaginación. Recuerdo que ya ni siquiera tenía demasiado interés en los juegos habituales, sino que me escondía en un rincón y jugaba con la mente. Era como soñar despierto. Supongo que todos empezaron a verme como un niño algo extraño.

2. ¿Si no fuera la Literatura, a que otra cosa te dedicarías?

Es una pregunta que me he hecho muchas veces. Cuando era adolescente soñaba con ser músico de rock. Baterista, para ser exacto. Luego pensé ser pintor. Se me ocurrió que los pintores pueden ganarse la vida mucho más fácilmente que los escritores, y hay algo más solar, más evidentemente sensual al pintar un lienzo de colores. En algún momento también pasó por mi mente dedicarme al cine, que con los libros es la gran pasión de mi vida, pero yo soy esencialmente un solitario, y tengo dificultades para hacer trabajo de equipo.

3. Arequipa tiene sobre todo una mayor tradición de poetas que de narradores. ¿A qué crees que se debe esto?

En Arequipa (como en sitios equivalentes) ha habido siempre muchos poetas domingueros y muy pocos que se hayan entregado en cuerpo y alma al oficio. Los escritores que asumen su interés por la literatura como algo muy eventual (y hasta ornamental) siempre han creído que la poesía es mucho más accesible que la narrativa. En esa medida hay siempre muchos más poetas aficionados que narradores amateurs creando la ilusión de una mayor tradición poética. Con este nuevo siglo todo eso se ha alterado un poco, y hay mucha más gente joven interesada en la narrativa. Y es que cuando la gente empieza a tomar las cosas más en serio se da cuenta que hacer poesía de calidad es una actividad con excesivas complicaciones y la prosa es más accesible luego de aplicarse en un buen taller de escritura creativa. Otro factor es que muchos jóvenes escritores se embriagan con la posibilidad del éxito y de la fama, y en esta época eso es algo que la industria editorial destina principalmente a los narradores.

4. El jinete pálido y demás textos tuyos contienen variadas relaciones intertextuales con autores, lecturas, publicidad y en general a diversas manifestaciones de la cultura de consumo, algo propio del collage posmoderno. ¿Esto es un rasgo característico que te interesa destacar para el lector?
La más importante revolución artística del siglo XX ocurrió cuando se estableció que la poesía, la obra de arte, no reside en unas palabras determinadas, en un objeto preciso, sino que está en un lugar flotante entre la obra, el aparato irradiador creado por el poeta o artista, y la mente del lector, del espectador, del receptor. Esa relación, ese contacto está normalmente atravesado por una atmósfera llena de referencias culturales. La creación poética inventa algo nuevo sólo en la medida en que aporta una nueva configuración de lo viejo, de lo ya usado. El collage es entonces para mí una manera muy honesta de crear, porque se pone en evidencia algo que se oculta en otras modalidades de la composición.

5. Como extensión de lo anterior ¿Cuáles han sido los principales escritores que influyeron en tu trayectoria tanto poética como narrativa? ¿Hay alguno al que retornes constantemente?
Es algo curioso que algunos de mis escritores favoritos no son necesariamente fuentes de influencia. Por ejemplo yo creo que si hay un genio en la literatura latinoamericana ese es Cesar Vallejo. Pero no creo que yo haya sido demasiado influido por su obra. Más bien se me ocurre que mi poesía le debe mucho a mis lecturas de novela policial y de aventuras. Y también al cine. Mi narrativa, en cambio, me parece que está signada por esa propensión de poeta a cargar demasiado cada palabra, cada frase. Los novelistas natos tienen una admirable convicción a la hora de construir un pedestal de situaciones intrascendentes para la verdaderamente importante.

6. En el tiempo que estás radicando en Arequipa ¿qué balance te sugieren las recientes publicaciones en la localidad? ¿Algún texto o autor en particular te llama la atención?

Te confieso que casi no conozco a lo nuevo producido aquí. Quizá con los años me he vuelto un poco ermitaño y ya no tengo acceso a los logros de la nueva generación. Hace poco, sin embargo, en medio de la confusión de los vinos de un evento, me pasaron un par de publicaciones de Cascahuesos Editores. Excelente calidad gráfica, y el material literario realmente interesante.
7. ¿Entre los escritores arequipeños de tu generación había alguna discrepancia entre desarrollar su propia voz o comprometer su literatura con alguna determinada opción política?

Creo que aquí en Arequipa en los años ochenta no sentíamos que era lo nuestro cargar con alguna intencionalidad política nuestros poemas. Exponer públicamente una postura políticamente correcta con demasiada frecuencia no suele ser otra cosa que una forma particularmente despreciable de hipocresía. 8. Canción de amor... contiene una propuesta particular: no se trata de un tributo a la noción tradicional del amor idealizado sino a la pasión amorosa, al placer. Es a la vez nostalgia por la pérdida de esa pasión como exaltación de una experiencia inigualable. Tu poesía actual transita por este u otros caminos?

La reflexión poética sobre la experiencia amorosa ha sido para mí central. El motor de lo erótico es el deseo. El “amor romántico” en cambio apuesta por la comunión, por la urgencia de escapar de la prisión de lo individual, de la soledad. Yo creo que una constante de mi trabajo será siempre la exploración de la aventura del amor como la búsqueda de la plenitud vital, como la búsqueda de un sentido a esta vida tan inextricable.
9.¿En la narración, qué es lo que más te importa a la hora de escribir, lo estrictamente formal o lo temático, por qué?

Al principio pensaba que lo más importante era lo temático, pero con el tiempo me he dado cuenta que hay sólo unos pocos temas, unas pocas historias, y que la manera en que las contamos es nuestro aporte. En esa medida en el estilo, en la forma, es donde está la esencia.

10. Cuéntanos sobre tu nuevo libro, cuándo sale y dónde podemos conseguirlo.

Mi nuevo libro se llama “Las palabras no pueden expresar lo que yo experimenté entonces”. La historia de este libro es diferente a la de mis otros libros. Arturo Higa, seguramente el mejor editor de poesía, me sorprendió invitándome a publicar bajo su sello. Eso me llevó a buscar entre lo que había estado escribiendo los últimos años. Y me di cuenta que había material muy diverso, con trabajo alrededor de muchos temas. Al tratar de encontrar el eje que les daba coherencia comprendí que todo podía resumirse a unas constantes. En el fondo uno solo escribe un libro. Decidí entonces reconfigurar todo lo que había estado escribiendo durante mi vida. Esto es lo que salió.


POESÍA
Oswaldo Chanove


EL OFICIO DE AMARLos relámpagos marcan un trazo quebradosobre la negra incertidumbre del futuroEl amor ejerce tracciónhaciael centro geométricoyestalla la brújulacuando estalla el placerEntoncesel hombre va por la calleleyendo mensajestraduciendo idiomassuperando dificultades gigantescasAvanzando como quiensortea lomascomo quien escruta entre los carroscomo quien rompe el sellouna y otra vez

JOSÉ ALVEAR CORIMANYA

Miguel González Corrales
revistanaufrago@yahoo.es






Hoy en día, en nuestra sociedad y cultura, el hábito por la lectura, en la mayoría de las personas se ha perdido; a no ser por algunos que sienten el interés por ilustrarse a su modo.
Quizás la causa principal para que los peruanos no cojan y un libro y lo disfruten sea por la crisis económica que afronta el país. Peor aún, el interés por la literatura no tiene como profesión una estima favorable en nuestro medio, ya sea porque muchos piensan de que si uno es literato debe estar loco o su único destino será morirse de hambre, como he oído a muchas personas, prefiriendo profesiones que a la larga le resultarán con beneficios económicos.
Para cultivar la profesión de la literatura hay que tener fe y dedicarse una buena parte de la vida para satisfacer sus deseos. Tal es el caso de una persona que voy a mencionar y sé que muchos de ustedes se lo han encontrado cuando aparece en las combis ofreciendo sus pequeñas producciones literarias, de características artesanales, me refiero a José Alvear Corimanya, que con un fervor único ofrece al público en general su aporte mínimo para la literatura, pero grande en su producción. Según él mismo refiere está cerca de los 400 cuentos que es la especie literaria que escribe. También cuenta con algunos ensayos. En lo particular resalto ese interés literario que muchos tomamos importancia y es más lo consideran como un ambulante más. A diferencia de los demás, él apela a su ingenio e inteligencia, a la pluma y el papel para poder, creo, subsistir, en una sociedad donde se prefiere cualquier trabajo menos al literario.
Quiero resaltar la labor de este escritor arequipeño, de tez tostada, pocos cabellos, facciones secas y una contextura regular que muestran su humildad con ropas sencillas. El señor José Alvear tiene una forma de escritura sencilla, simple y de acceso a cualquier lector que no posee una cultura amplia. Los cuentos que escribe tienen una característica sui géneris: aborda los temas de fantasmas, aparecidos, muertos y difuntos que aparecen de sus tumbas para vivir una última vez entre los vivos. Historias originales, donde retrata escenarios que todos los arequipeños conocen, pues habla de sus calles, distritos, zonas, y anexos de nuestra Arequipa, haciendo que sus historias sean creíbles. Emplea en algunos casos, los modos de habla de las personas locales, con sus jergas y vicios lingüísticos: toda una forma de arte.
Los temas que aparecen en sus cuentos son tomados de los mitos, creencias y leyendas de personajes muertos, fantasmas, duendes, diablos, etc. Simbología de la tradición arequipeña en la que creían y todavía creen algunas gentes de antaño y muchas de ellas han dado origen a nombres de puentes, de lugares específicos, en fin. Todo, a mi parecer es recreado con certeza y podría asegurar que este escritor es el que se ha encargado de plasmar hasta la última historia que han ocultado los pobladores arequipeños, en la antigüedad.
Este es su mayor mérito y el reconocimiento que se le puede dar por haber transmitido esas creencias populares a la literatura. Y que a su modo trata de vender con sus publicaciones artesanales.
Sé que en la ciudad de Arequipa hay escritores que son ignorados por diversas razones y que las instituciones culturales poco o nada hacen por fomentar el valor e importancia de la literatura como se debe. Sólo espero que en el futuro la profesión de la literatura, en nuestro medio, pueda tener un gran valor.