Poema escrito por Henry Rivas
A
Chopin, entre las teclas del amor y la muerte
Chopin ha regresado entre las notas de los ángeles
Ha inundado de besos aforísticos una canción suave
Se desmiembra entre el suburbio y la emanación lenta
Y los despidos de las fauces del dolor y la furia
El veneno en sus pulmones y la bolsa de arena en la
garganta.
Chopin ha dejado de llorar por la mujer-señora[1]
Y ahora alude una sonrisa de la virginal Solange[2]
Solo ella- nos cuenta- puede alargarme la vida
Las sensaciones y los ecos de los mundos
Y los sueños.
La elucubración perfecta entre la música y su sonrisa
La emanación fúnebre de un resquicio de amor
Y de bondad.
Chopin se sabe a punto de morir y de llorar
De olvidarse del mar y la sonrisa de Solange
De toser entre
el teclado y el amor;
Chopin no se detiene al viajar
Ama la vida como el sufrimiento y el desgarro
Que sacude sus pulmones y su corazón.
Oye una pausa entre su música y el público
Y no le queda más que una mueca de angustia
Y un horadado corazón lleno de arena.
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