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lunes, 26 de agosto de 2013

“LA FRONTERA”, NOVELA FRAGMENTARIA


Por: Miguel Gonzales Corrales.

La Frontera

Hace algunos años publique en le diario Noticias de Arequipa, en mi denominada “Serie de escritores arequipeños”, un artículo que habló sobre hasta la entonces obra de Juan Alberto Osorio (1), quien fue mi profesor en la Universidad Nacional de San Agustín, y ahora es un amigo. Al final de ese artículo mencioné que sería interesante leer la novela que estaba escribiendo: “La Frontera”. Recuerdo bien que esta obra la fui conociendo todavía  allá por 1996, cuando Juan Alberto, me entregó unos borradores para que los leyera, se trotaba de sus primeros capítulos. Hace poco, fui por su casa, y de un a forma muy literaria, intercambiamos obras, es decir, él me entregó un ejemplar de su novela y yo le di a cambio la mía, que ya había publicado meses atrás.
Esta novela aborda, en primer lugar, una magia implícita, que se da a través de una de un lenguaje poético, inmersa en la fábula de la narratología que emplea, es decir, escenas que se dan en la historia, mezclada con el estilo de contar la misma historia. Ese lenguaje poético muestra una eufonía acústica (2), porque si una va leyendo los párrafos descriptivos, se da cuenta que la sonoridad de las oraciones son gratas al oído. Además hay que resaltar, que dentro del discurso literario, aparece la narración oral, contado a través de un narrador testigo en primera persona, que aparece esporádicamente, inmerso en la historia, ya que se mantiene al margen de algunas observaciones que la misma historia fabuladora  se abre paso sola, en medio de los diversos acontecimientos que ocurren en la ciudad San Juan de la Frontera, y en especial, en la Universidad de La Frontera. Por ello, la fluidez oral, en las oraciones que van tejiendo el relato, muestra una sintaxis con toque de barroquismo por la densidad que sume al lector en la historia, similar a lo de Gabriel García Márquez en “Cien años de Soledad” o  “El perfume” de Patrick Shuskin. Quizá, por ese elemento Barroquista, se leen adjetivos necesarios para ampliar la descripción de la novela, aunque haya poca caracterización de los personajes, pero esto no desmerece el aporte literario de toda la novela en su conjunto.
Como ya dije, la narración de “La Frontera”, es  meramente descriptiva en la totalidad de su discurso literario, ya que su estructura textual coincide en la misma praxis de a escritura en sintaxis más intimista y un a semántica que a veces lleva connotaciones cargadas de vagos recuerdos (3). En medio de todo esto, los personajes que entras y salen de la historia, se ve retratados por años idos, que sólo quedan en recuerdos, y justamente, aquí aparece la fragmentariedad de la novela porque hay diálogos de situaciones específicas que rompen con la cronología de la obra, donde personajes secundarios comparten ese ámbito social, aislado y vacío, que a veces se percibe en la historia. Amén, hay que agregar que en todo este marco que hasta ahora  se ha caracterizado, también La Frontera presenta elementos históricos que señalan el origen de una universidad “El primero de lo rectores de su primera fundación” (4). Con este inicio y lo que se retratas en algunos pasajes más, ya no da una idea de su marció histórico.
Si analizamos un poco con más amplitud lo que se da en esta novela, uno se da cuenta, que todo es ámbito que describe, es en alguna parte de la sierra del Perú, ya que la ciudad de San Juan de la Frontera es una metáfora de un pueblo del Perú que el escritor, a través de su narrador testigo, emplea para mostrar una nostalgia y realidad de experiencias vividas. Todo esto lo vemos, entonces, del siguiente modo: el Macrotexto ser el Perú y el microtexto estaría representado del siguiente modo:
                               San Juan de la Frontera       = Ayacucho
                               U. La Frontera                      = U. Nacional de Huamanga
                               Inausis                                  =  Anagrama de Sicuani (5)
                               Ciudad el Centro del Mundo = Cuzco (por su etimológico quechua.)
Por lo que se puede inferir, son elementos personales que aparecen en la novela, incluso, rememorando la nostalgia de fundación de la Universidad La Frontera, dese los siglos XVI, XVII y XIX. En todo este lapso de tiempo, van apareciendo situaciones curiosas que se supone el narrador encontró en unos folios antiguos y que dan realce a todo el esplendor de lo que aconteció en esa Universidad. Esta vistosidad, hace que coherentemente, la entrada y salida de los personajes en la trama, sea bien justificada e incluso, no se vuelve a mencionar a otros personajes que quedan en el olvido.
En el caso de la anacronía, se confunden el pasado con el presente, como cuando se cuenta en las explosiones inciertas que azotan en un momento la ciudad de San Juan de la Frontera (aludiendo al terrorismo) o los balazo de delincuentes, en otra época, que aterran a los pobladores (sucesos más recientes). A esto se suma de los avances más recientes de que goza toda universidad como pizarras acrílicas y el recuento de años específico, en determinados periodos, como 1980 a 1982. Todo ese pasado y presente, se fusionan  en una simbiosis para alertar la añoranza de tiempos idos que no volverán, en medio de un vacío y soledad agradable, pero a la vez triste, que es lo que al final sucede. Todo esto es una coyuntura social, política, académica, cultural, cuyos elementos se fusionan para dar vida a San Juan de la Frontera (Huamanga), un pueblo que cobra vida, a través de retrospecciones de retazos de historias que los une el propio narrador, evocando en toda la novela una imagen, un  paraje prístino en el país, que sigue con fidelidad sus giros lingüísticos como huaynos en quechua y traducidos, resaltando siempre el folklore peruano.
Sin embargo, si se quiere resaltar a un personaje principal en la historia, se tiene al doctor Ibarra, profesor de la Universidad de La Frontera, que como un ente milenario, parece conocer el pasado, como si hubiera estado presente en cada época. Llegó al pueblo, joven, por unas horas en la Universidad, se instaló con su familia en el pueblo, afrontó los problemas subversivos, muriendo en tal acto, algunos de sus hijos, sobreviviendo con sus hijas, para luego vivir su ancianidad en paz. Pero los más sorprendente y real maravilloso que se encuentra en esta obra, es el final, cuando el doctor Ibarra se metamorfosea y se convierte en un ave (Cóndor, quizá) y vuela por los aires de la ciudad San Juan de la Frontera, junto a su esposa, hijas, y se encuentra con sus hijos muertos en ese atentado de su juventud. Esta hipérbole, no refiere el futuro, donde todo puede suceder y creerse a la vez, en un lugar de la sierra del Perú, donde la fantasía del gigantismo, es constante.

CONCLUSIÓN FINAL
Todo este análisis lo fui armando, de acuerdo a la obra anterior de Juan Alberto, es decir, sus cuentos del “Hijo mayor” y sus poesías de “Inausis”, y de alguna conversación que recuerdo tuve con él, por lo que pienso, se ve reflejado en el contenido y mensaje de su novela “La Frontera”, en la que muestra sus experiencias en un mundo ficticio y cronográfico de lo que pudo ver, oír y conocer

NOTAS
1.    Diario Noticias, Arequipa, lunes 26 de enero de 2009, Series Escritores Arequipeños, “Literatura desde dentro, una lectura la literatura de Juan Alberto Osorio Ticona.
2.    Boris Tomachevski, “La teoría de la literatura”, Akal Editores, España, 1982.
3.    Teun Van Dick, “Estructuras y funciones del discurso”, Siglo XXI Editores, España, 1998.
4.    Juan Alberto Osorio, La Frontera, Edit. San Marcos, Lima, 2011, pág. 7.
5.    Anteriormente, Juan Alberto, publico un libro de poesía, llamado “Inausis y otros poemas”, 1999, en cuya presentación aclaró que Inausis era el anagrama de Sicuani, su tierra natal.


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