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lunes, 24 de diciembre de 2012

ELTRABAJO LITERARIO DE LA MUJER PERUANA




Por: Miguel Gonzales Corrales.


ollantayaqp@hotmail.com

Hoy en día, en nuestro país, la mujer goza de un prestigio social y cultural admirable. Cabe recordar, que a partir de mediados del siglo XIX, pocas mujeres resaltaron con su pluma literaria. Fueron los casos de Clorinda Matto de Turner, Mercedes Cabello de Carbonera, María Nieves y Bustamante y Angélica Palma, en el caso de esta última, firmaba sus obras con seudónimo para que su padre, el gran tradicionalista don Ricardo Palma, no se molestara con ella.

Si rastreamos en los últimos 60 años el inicio de la literatura femenina, dejando de lado las obras escrita por hombres, diré que el punto de partida se da recién en 1967, año en que apareció la antología poética dirigida por Edther M. Allison. Esta escritora publicó ya en 1939 su poemario “Alba lírica”. Su participación literaria la hizo merecedora, al final de su producción, de varios reconocimientos. Este seria un caso aislado en las letras femeninas, al menos en el Perú.

Posteriormente, cuando llegó la década de 1970, en Lima, destacan ciertos grupos literarios como Hora Zero o la revista Estación Reunida, la tortuga Ecuestre, Cirle, Collage y Nueva humanidad, cuyos integrantes se sitúan en los más altos peldaños de la poesía peruana contemporánea. En estos grupos literarios también fue integrado por mujeres que empiezan a destacar con su poesía intimista y muy personal. Toda esta generación de jóvenes escritores privilegió la importancia de la literatura peruana, en especial, la poesía. Dentro de las escritoras que sobresalieron en esos años, podemos mencionar a Rosalina Valcárcel, Ana María García, Carmen Ollé y la joven María Emilia Cornejo, cuya poesía suelta fue reunida mucho después de su temprana muerte, en el libro “En la mitad del camino recorrido” (1989). Además, destacaron, con una obra poética, de sutileza verbal y novedades sintácticas, Elvira Roca Rey, Sonia Luz Carrillo, Otilia Navarrete, Cecilia Bustamante y, según la critica literaria, Josefina Barrón.

En la década de 1980, ya con un recorrido amplio en la literatura, estas poetisas publicaron obras de reconocido mérito literario. En esta década, ellas tendrán un progreso significativo como el caso de Carmen Ollé que publicó su importantes poemarios: “Todo orgullo humea la noche (1988) y “Noches de adrenalina” (1981). Así también sobresalen con mucho ímpetu Rocío Silva Santiesteban que se inicia con el libro de poesía “Asuntos circunstanciales”, cuya calidad poética ira en ascenso hasta desembocar en su poemario más destacado “Turbulencias”, a esto, se suman sus artículos periodístico y su libro de cuentos “Me perturbas” (1996). Doris Morimasato, cuya poesía se inicia con “Morada donde la luna perdió su palidez” (1988), en su producción se percibe la herencia cultural japonesa, en especial, de Okinawa, lugar de donde provienen sus antepasados.

En el Perú, sin lugar a dudas, la poeta más sobresaliente es Blanca Varela. Su carrera literaria se inicia en 1959 con la publicación de su poemario “Ese puerto existe” y desde entonces le ha dado una importancia tan constante a su trabajo poético que siguió publicando varios textos de poesía, cada uno diferente, pero con más calidad artística. Dentro de sus últimas producciones se cuentan “El libro de barro (1993) y “Concierto animal” (1999). Su reconocimiento internacional llegó en 1986 cuando se editó una antología de “Canto villano”, que incluyó lo mejor de su producción hasta entonces. En el año 2007, por su impecable trayectoria, se le reconoció en España con el premio Reina Sofía, pero a esa entrega fue su hija, en lugar de la poeta, a recibir tal honor, ya que la escritora no se encontraba bien de salud.

En realidad, son pocas las mujeres que se han dedicado a la narración, si se tiene una estadística general. Los casos más importantes de narradoras las encontramos en Carmen Ollé con “Las dos caras del deseo” (1994) y “La pista falsa” (1999), Laura Riesco, quien escribió la mejor novela escrita por una mujer en el Perú: “Ximena de dos caminos” (1994), la arequipeña Zoila Vega Salvatierra, quien a raíz de haber ganado el premio de novela corta del Banco Central de Reserva del Perú, con su novela “Colla cocha” en 2006, también ha empezado a tener notoriedad en la literatura peruana, por la buenas críticas literarias que ha recibido. Su última novela, “Acuarelas” (2012), es toda una expectativa.

En conclusión, la mujer ha participado con su producción literaria, de un modo trascendente, aunque no en mayoría, pero sí con valiosísimas obras que dan mérito y orgullo a nuestra literatura peruana que siempre ha tenido una tradición admirable en el mundo, desde el pasado hasta este siglo XXI, con escritoras jóvenes que van destacando paulatinamente, aunque un poco más, pero que seguramente dirán mucho más en el futuro con la experiencia, el esfuerzo y la dedicación que sólo la literatura sabe reconocercon el tiempo.

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