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viernes, 26 de octubre de 2012

Nacionalismo en el siglo XIX “Cuentos Andinos” de Enrique López Albújar

Por Aldo Medina


“…Y todo esto sin soltar su querida bandera, paseándola triunfal por entre la lluvia del plomo enemigo, asombrando a éste y exaltando a la ciudad, que veía en ese hombre y en esa bandera la resurrección de sus esperanzas”

“EL HOMBRE DE LA BANDERA”
        Enrique López Albújar
 
Leer a Enrique López Albújar es leer al representante del indigenismo peruano. En su obra se plasma el nacionalismo de los indígenas que lo desconocían como tal y que solo en su mente existía la idea de que nación era la tierra que los albergaba y les daba de comer. Antes de hablar de nacionalismo es necesario dar a conocer que se entiende por nación y se puede definir como el vínculo - nexo que une a un pueblo a partir de un pasado común y que se proyecta en la construcción de un futuro también común y que en su conjunto (ordenado) da lugar a un Estado.

El cuento “El Hombre de la bandera” de López Albújar nos presenta un panorama muy paradójico que fue en pleno proceso del conflicto de Perú y Chile (1879-1883), pues nos ubica en el distrito de Chupán, Provincia de 2 de Mayo (Huánuco), donde Aparicio Pomares enseña a los indígenas de su zona y pueblos cercanos lo que es el Perú o la tierra que los cobija evocando el nacionalismo, en el que deben estar unidos los indígenas y los mistis (hombre blanco) y que si hay que afrontar la guerra debe hacerse por amor y no por cumplir.

El problema más importante que hubo fue la resistencia del indio a querer este Perú, lo que muchos reclamaron y que no fue cultivado por muchos factores ya sean políticos, económicos, culturales, sociales, etc. La cual menciona González Prada en su Discurso en el Politeama(1888):

“ Hablo, señores, de la libertad para todos, i principalmente para los más desvalidos. No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos i estranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico i los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminados en la banda orienta de la cordillera. Trescientos años há que el indio rastrea en las capas inferiores de la civilización, siendo un híbrido con los vicios del bárbaro i sin las virtudes del europeo; enseñadle siquiera a leer i escribir, i veréis si en un cuarto de siglo se levanta o no a la dignidad del hombre. A vosotros, maestros d´escuela, toca galvanizar una raza que se adormece bajo la tiranía del juez de paz, del gobernador i del cura, esta trinidad embrutecedora del indio”.

 López hace hincapié en esta guerra que remeció el territorio peruano, moldeando los discursos sobre la "identidad nacional", más que la propia Independencia. Esta guerra oprimió, destruyó, a la costa y sierra afectando la agricultura donde el Indígena era la mano de obra barata y resultaba ser la riqueza de la oligarquía que predominaba desde la época colonial y coludido por gobernantes que los apoyaron (Echenique, Gamarra, etc.). Tal vez, por un azar es que la conciencia nacionalista que surge en el Perú después de la derrota ante Chile haya sido fomentada por esas mismas clases altas que la padecieron por el hecho de querer recuperar lo perdido (haciendas, cultivos, comercio).


En este papel importante de nacionalismo está presente Cáceres ya que López Albújar presenta una fecha de agosto de 1883 , casi un mes después de realizada la batalla de Huamachuco (10 julio 1883) en la sierra de La Libertad, donde  participa con ayuda de sus montoneros  que resultaron ser  los indígenas que en su actitud de sometimiento y con la firme intención de desligarse de esa opresión  buscaban a un Inca que creían que llegaría , ¿Sería ese Inkarri que vendría a salvarlos?, por lo tanto, encontraron en Cáceres esa figura de amor a su tierra y que ciertamente esta idea es presente en Pomares como un discurso de unión y fortalecimiento nacional que años posteriores se presentaría en el Brujo de los Andes, como lo señala la señora  Antonia Moreno (esposa de Cáceres) en sus memorias y recopilado por Wilfredo Kapsoli:

"Para los indios Cáceres era de reencarnación Inca, por eso se postraban delante de él. Ellos creían que Cáceres era el continuador de sus antiguos señores los Incas y, siempre que lo veían le querían rendir homenaje, mezcla de cariño y gratitud. Le llamaban Tayta (padre, señor), con tanto cariño que conmovía. Por eso en Pucará, pueblo de la sierra central, lo recibieron a la usanza del antiguo imperio del Sol. Lindas comparsas de indios, lujosamente vestidos, bailaban a su alrededor cantando y arrojando mixtura de fragantes pétalos sobre nuestras cabezas y sobre el suelo que pisábamos". Algunos estaban disfrazados, enmascarados daban fuetazos en el aire y se movían alegre y lujosamente". 

Por otro lado la versión de los chilenos apuntando su artillería  de desprecio a los indígenas nos mencionan:

"... impórtales nada que gobier­ne el Perú Sancho, Pedro o Juan, pues, siempre ellos, conservando instintivamente las tradiciones de sus mayores, se creen los humildes súbditos de algún poderoso Inca".

La postura de Cáceres en la guerra con Chile fue heroica y reluciente pero posteriormente a ella en su gobierno fue decayendo por decisiones muy controversiales (Contrato Grace) en donde el nacionalismo se fue perdiendo poco a poco para dar parte integrante de una dependencia externa (Inglaterra) que soslayó la imagen de toda liberación, como lo presenta Basadre.

“Solo le faltó una cosa a Cáceres para su consagración que hubiese sido apoteósica: morir en Huamachuco. Al ser salvada su vida hubo en ella una trasmutación, el guerrero se volvió caudillo”

Ser nacionalista no excluye un profundo amor a la humanidad entera. Lo lamentable y que López lo da a conocer con sus obras es el racismo como parte de este pseudo- nacionalismo que se presenta, lo que argumenta Cecilia Méndez en su artículo “De indio a serrano: nociones de raza y geografía en el Perú (siglos XVIII-XXI)” (2006) .¿Cuándo el término «serrano» empezó a ser sinónimo de «indio» en el Perú? Es decir, ¿desde qué momento una concepción racial se hizo indesligable de una geografía? ¿Cuándo, a su vez, «serrano» se convirtió en un insulto?; y ¿cuándo, por último, el adjetivo «serrano» se convierte en sustantivo?.




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