Por: Miguel Gonzales Corrales.
Cuando se aborda la vida y obra de un
autor, muchas veces se mencionan datos exactos o aproximados, en relación a los aportes que tuvieron
su obra y la importancia de esta sobre la literatura de su región. No obstante, cuando
alguien manifiesta con seguridad opiniones en relación a un autor o emite
juicios para corregir a otros autores, de una obra estudiada y harto conocida,
y cree que lo hace bien, cometiendo aun, más errores, estas llegan a ser un absurdo
intolerable en las letras de un autor difundido.
Tal es el caso de un trabajo que leí hace
años sobre Melgar. El supuesto estudio (que de estudio no tiene nada) fue del
Sr. Luis Guillermo Gallegos Portugal, cuyo trabajo intitula “¿Mariano Melgar
fue un Romántico?” (sic), Revista CERRO COLORADO, año 3, N° 9, enero de 2007).
Cada vez, cuando me adentraba en su lectura, creí que iba a ser un aporte interesante, pero mientras
entendía lo que se decía, me percaté de errores en el tema cuando hace mención
la libro de “Literatura peruana” de Luis Alberto Sánchez. El Sr. Gallegos trata
de corregir datos, pero esa corrección resulta peor que el error, peor de los
que Sánchez habla en su libro. Aberrante es decir que Melgar fue un Romántico,
pero el vate arequipeño fue prerromántico, ya que cuando escribió su poesía no
pertenecía a la corriente del Romanticismo, ya que esta, llegó a América en
1832, con el poeta rioplatense Estevan Echeverría; obviamente, el Sr. Gallegos
debió saber esto. Error es decir que Melgar fue a Lima en busca de ayuda para
la causa revolucionaria de la cual tenía ideas de libertad, pero no estaba
involucrado con ningún movimiento
revolucionario, por lo que solo fue a estudiar a la Universidad de San Marcos, Derecho,
impuesto por su padre, después de ser expulsado del Seminario San Jerónimo en
1813; lo de Pumacahua fue después, en 1814. También
afirma que los yaravíes del bardo ya eran conocidos en Arequipa y que fueron
producto de los campesinos que trabajaron para su padre; esto es falso, ya que
el poeta mistiano creó sus yaravíes cuando estuvo en Majes, sufriendo por el
desamor de Silvia, teniendo contacto con los indios de la zona, quienes cultivaban
algunas canciones ancestrales de los incas, como el Harawi, el cual Melgar lo
convirtió en Yaraví, por ese tono melancólico y triste con el que se
identificaba. Esta música que conmueve
el alma de los arequipeños es una fusión de rasgos indohispanos. Además, este
señor Gallegos, afirma que Silvia se llamó María de los Santos Corrales
Moscoso, lo cual objeto, pues ella tenía por nombre María de los Santos
Corrales y Salazar, ya que fue prima del poeta, por ser ella la hija del primo
del padre de Melgar. En fin, son los errores más resaltantes del mencionado
trabajo.
Quiero manifestarle al Sr. Gallegos
Portugal que carece de un criterio sensato para opinar sobre literatura, lo
cual ignora. Si se atreve a ocupar un comentario sobre Mariano Melgar y refutar
datos de otros autores, él mismo debería revisar bien sus fuentes para evitar
equívocos. Si enjuicia el libro de Luis Alberto Sánchez para corregirlo, el
señor Gallegos, cae en errores peores, lo cual yo denuncio, ya que su texto carece
de verosimilitud. Por ende, debo manifestarle a este señor, a modo de ilustrarlo, que no puede basar su crítica en un autor –en
el caso de Melgar-, aunque sea de modo histórico, porque el poeta arequipeño no
vale más ni vale menos por datos innecesarios que da en un trabajo nimio, ya
que la obra del poeta es completa, en
sus diversas expresiones literarias, incluyendo sus fábulas, porque si uno lee detenidamente
la obra de Melgar, encontrará siempre los mismos temas recurrentes, que tienen
igual peso en su literatura, como son la libertad y el amor. Si el señor Gallegos
desea hacer una crítica le diría que aborde temas más amplios y enriquecedores,
mas no sutilezas tontas, que un especialista en literatura como yo u otra
persona, se pueda dar cuenta.
Finalmente, quiero resaltar que el
señor Gallegos Portugal no conoce el marco de la literatura en sí, y que para
posteriores intentos de escribir algo sobre otros literatos arequipeños de ayer
y hoy, de Perú y el mundo, no tenga la
indecencia de escribir sobre lo que no sabe; de lo contrario, me veré obligado a
responder para corregirle.
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