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por: Miguel Gonzales Corrales
1.
INTRODUCCIÓN
Como
se sabe, la literatura propiamente dicha en América, se inicia con la llegada
de los españoles cuando empiezan a escribir sobre la realidad nueva y extraña
que les rodeaba a través de las crónicas. Los españoles que sólo conocían el
origen del mundo a través de los mitos y leyendas europeos y lo que heredaron
del Imperio Romano, incluso, las referencias que se escribían en relación a
la fantasía de las novelas de gesta (o
caballería), vieron en el continente descubierto por Colón (1) unos paisajes
que jamás pensaron que existían, ya que observaron animales inimaginables para
ellos, climas variados, las exuberantes culturas y a los nativos de una raza y
condiciones diferentes, primitivas, que no había en Europa.
Los españoles que llegaron a esas nuevas
tierras traían en sus embarcaciones a gente palurda, soldados ignorantes y
hombres de una cultura respetable. Justamente estos últimos, comenzaron a
escribir sobre lo que les rodeaba y dichos escritos que han llegado hasta
nuestra época, se les ha denominado crónicas. Uno de los primeros
cronistas que anduvieron por las tierras desconocidas del siglo XVI fue Bernal
Díaz del Castillo (2), sin saber que era el primero que recogió esa impresiones
sobre monarcas coronados de plumas de aves verdes, donde encontró vegetaciones
que se remontan a los orígenes de la tierra, comida que jamás nadie había
probado, bebidas extraídas de cactos, donde el humano ocupa una trayectoria del
acontecer diario y fantástico que los europeos jamás pensaron que todavía
existía. Toda esta amalgama de elementos van cobrando importancia en las nuevas
tierras que les parecía maravillosa y espectacular. Entonces, desde esos
tiempos lejanos de 1528, relatados en las crónicas, provine esa realidad
maravillosa que sorprendió a los españoles.
Posteriormente, cuando los europeos van
indagando más sobre esas tierra novedosas, encuentran una información
descollante sobre asuntos que les ambiciona poseer como La Fuente de la Eterna
Juventud, que el español Juan Ponce de León, con la finalidad de nunca
envejecer, organizó una expedición en 1513 por los manglares de lo que hoy es
La Florida norteamericana, en la que perdió muchos hombres a causa de
enfermedades desconocidas o devorados por caimanes, sin encontrar nada. Otra
historia que hipnotizó a los españoles, es la noticia de una ciudad construida
toda de oro, en el interior de la Amazonía, a la que llamaron El Dorado. Para
encontrar esta mítica ciudad, fueron varias la expediciones que se
enclaustraron en encontrarla, pero nunca nadie la halló (3).
Otro caso de igual importancia, es cuando
Francisco de Orellana, con 60 hombres, se aleja de la expedición de Gonzalo
Pizarro, que sin saberlo, se adentraron en la selva para seguir el cauce de un
enorme río, en 1528, en el cual observaron detalles que los anonadó, como lo
cuenta el padre Carvajal, participe de esta expedición, cuando anota: “… que
lucharon con un grupo de indios salvajes y después con un grupo de mujeres
altas y muy blancas, de cabello largo, entrelazado y revuelto, de cabeza
membruda y andaban desnudas, con sus arcos y flechas y haciendo guerra tanta
como de diez indios, con un seno en el pecho”. Todo esto les hizo recordar a
las guerreras griegas de Asia Menor, llamadas Amazonas. Con un antecedente de
esta magnitud, ese río descubierto por Orellana y sus hombres, pasó a nombrarse
Amazonas. Además de esas mujeres extrañas, también encontraron otros animales
curiosos y sobrenaturales que los llenó de pavor en todo su trayecto, hasta
desembocar el Océano Atlántico y enrumbaron a España.
Gabriel García Márquez, en su discurso la
recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982 (4), menciona a Antonio Pigafeta,
un navegante florentino, que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor
del mundo. Pigafeta describe, cuando estuvieron por las costas meridionales de
América, con riguroso juicio, lo siguiente: “… había visto cerdos con el
ombligo en el lomo y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las
espaldas de los machos y otros, como
alcatraces, sin lengua, cuyos picos parecían cucharas. También había un
engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo
y relincho de caballo. Además cuando encontraron el primer nativo en la
Patagonia, le pusieron enfrente un espejo y aquel gigante, enardecido, perdió
la razón”.
Es así, que en estos lugares tan ignotos,
quienes atestiguaron esos acontecimientos, narraban en sus crónicas sucesos
sorprendentes que eran difícil de creer, pero que en aquellas épocas antiguas
ya existían elementos maravillosos propios de América, que con el devenir de
los tiempos y la transculturización, hizo que todos lo pueblos de
Hispanoamericanos tuvieran fe en sus creencias telúricas basadas en
supersticiones y mitos religiosos. Desde
entonces, época tras época, la gente comenzó a contar lo que sus antepasados
sabían hasta llegar a nuestro tiempo moderno, uniendo, a través de un idioma y
una cultura, un continente. García Márquez creció con estos elementos de
superstición que le contaba su abuela materna Tranquilina Iguarán. Yo también recibí
ciertas narraciones de carácter cultural y fantástico de parte mi abuela y
algunos pobladores del pueblo natal de mi madre, en una provincia de Arequipa.
Y ¿quién de ustedes, lectores, no tuvo un contacto con esas realidades de entes
de ultratumba o creencias ancestrales de pueblos? Por lo tanto, el escritor colombiano tampoco
fue ajeno a esto, y lo resalta cuando nos cuenta en Cien años de soledad, como
una crónica, lo que escuchó de muy niño, en una casa donde los muertos vivían
con él y sus abuelos, según lo cuenta Daso Saldívar, en la biografía que hace
del Premio Nobel (5).
2. CIEN
AÑOS DE SOLEDAD: FUNCIONALIDAD Y ESTRUCTURA
A. LO
REAL MARAVILLOSO
Una
de las primeras novelas en tratar una sobre una América algo primitiva,
desbordante de paisajes naturales, que inspiraba fastuosidad y misterio, es
“Pablo y Virginia” de Bernardint Saint Pierre. Sin embargo, más tarde, en una
exposición pictórica, en París, en 1925, Franz Roh, emplea por primera vez el
termino Realismo Mágico, refiriéndose a algunas características de paisajes
americanos en algunas pinturas de esa exposición que tenían elementos
impresionistas y post expresionismo. Algunos escritores, como el uruguayo
Horacio Quiroga, en el cuento “El hombre muerto” y Jorge Luis Borges, en “La
ruinas circulares”, tuvieron las primeras formas indefinibles, pero de toques
cercanos, a lo Real Maravilloso.
Ulteriormente, llegó Alejo Carpentier en
1949 cuando publica su novela “El reino de este Mundo”, en cuyo prólogo,
avizora toda una teoría de lo Real Maravilloso y lo amplía con mayor intensidad
en su ensayo “Tientos y deferencias” en el que se refiere que esto, es un
posibilidad grande que retrata a toda América desde el nativismo, apelando al
tiempo mítico, sin salirse de la realidad. Eso quiere decir que lo Real
Maravilloso, propio de paisajes naturales, es propio de nuestro continente por
las características que tiene. Es así, que esa realidad desconocida que tiene
América y descrita por los cronistas españoles, aún hoy en día existe, y como
el mismo Carpentier lo define en su ensayo “Tientos y diferencias”: Lo que de
universal relacionado con el amplio mundo puede hallarse en nuestras gentes”,
es decir, que todo lo fantástico, sobrenatural y misterioso que hay en otras
culturas, también los hay en nuestra cultura latinoamericana, desde México, el
Caribe, Brasil y el resto de sud América. Todo lo Real Maravilloso es único de
América.
A este pinto quería llegar. Desde que
apareció el Relato Fantástico, expresado en la novela y el cuento europeo, este
tipo de narración sólo se quedó inscrito como sucesos reales nacidos en una
ciudad para sobrepasar lo elementos difíciles de creer y que son de carácter
metafísico. No obstante, lo Real Maravilloso, tiene su diferencia porque si es
cierto que posee elementos fantásticos (como ya lo dijo Carpentier) también se
unen una fantasía nativa, que no es metafísica, sino que parte de una
realidad concreta, verídica que conocemos, que poco a poco se va uniendo a lo
mítico.-religioso que forma parte de nuestra creencias ancestrales, ligada a la
historia de la idiosincrasia de nuestras gentes, como la herencia cultural
indígena. Así tenemos:
Tipo literario Teoría
FANTÁSTICO REAL
MARAVILLOSO
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Metafísico Nativismo, mito, religión
e historia.
Esta marcada diferencia no puede ser confundida por los contenidos que se
presentan y pueden ser percibidos por alguien que lee estas obras literarias.
Volviendo a lo Real Maravilloso, como
técnica literaria, estética-narrativa, diré que la característica primordial de
ello es el Gigantismo, es decir, la exageración que se ve en los
personajes, los pueblos, algunas escenas conflictivas, diálogos de la vida
misma. También existen elementos de cierto barroquismo donde el diálogo es
mínimo porque ahonda las descripciones de la trama y la fábula de la historia
que se desarrolla. Así, por ejemplo, Carpentier
emplea un lenguaje escritural más denso; Rulfo más cotidiano y popular;
García Márquez más ameno y muy adjetivado; Asturias más popular y con
repetición de palabras. Todos ellos usan variantes de acuerdo a la concepción
del mundo social e intelectual que las ha tocado vivir.
Todos estos elementos anteriormente
descritos, tienen su base en una concepción específica, que quienes hayan
escrito sobre lo Real Maravilloso, tengan en sus obras una relación técnica de
elementos en sus novelas que son difícil de que no sean percibidas. Así
encontramos lo siguiente:
1. Paisajes
y lugares extraños, remotos, que muestran exageración y abundan en hipérboles
(gigantismo).
2. Los
personajes tiene atributos superiores a lo normal y realizan hazañas difíciles
de creer.
3. Hay
hechos extraordinarios que requieren de un canon especial, superior al orden
ordinario.
Por
ende, en lo Real Maravilloso y Cien años de soledad,
novela que me ocupa ahora, encontramos lo siguiente: PRIMERO, que dentro de sus
personajes que nos son conocidos, todos
realizan hazañas grandiosas que son fuera de lo normal. SEGUNDO, aparte de que
las personas tienen fe en sí mismas, algunos personajes tienen un toque de
superioridad como Melquíades, Remedios la Bella, el coronel Aureliano Buendía, el padre
Nicanor, José Arcadio Buendía (padre y primogénito), Aureliano segundo.
TRECERO, la aparición del milagro (religiosidad) y la superstición que se da a
través de generaciones sobre la cola de
cerdo y que termina aniquilando un pueblo desconocido, Macondo. CUARTO, todas
las personas que viven en el pueblo creen en todas esas maravillas como si
fuera parte de su vida cotidiana, como muchas personas creen hoy en sus supercherías (6).
Me parece, lo que he tratado aquí sobre lo
Real Maravilloso, que Cien años de soledad
mantiene un mecanismo sobrecogedor que nos envuelven en realidades desbordantes
de escenas inverosímiles, no alejadas de la realidad que podemos identificar en
la misma obra, como una simbología de la verdadera creencia del pueblo
americano, quienes hayan tenido contacto con su pasado. Es por eso, que cada
escritor que toca en una obra suya lo Real Maravilloso, lo hace en base a la realidad
en que vivió y conoció y termina narrando como un cronista como si lo que
contara recién lo estuviera descubriendo. Por eso, el Realismo Mágico aborda el
misterio ignoto de realidades que aún nos falta descubrir, como cuando Carpentier lo apunta en su conferencia
de 1975 en Venezuela (7). Por lo tanto, escribir una novela Real Maravillosa,
es adentrarse en un mundo de ideas autóctonas que tienen un rico material de
sucesos que pueden ayudar a la literatura nuestra. Algo así, fue descubriendo
José María Arguedas en nuestro Perú. Por estas razones, tenemos un legado de
grandes obras de la literatura Latinoamérica que interesen a los lectores del
resto del mundo.
B. FUNCIONALIDAD
Lo
que se encuentra, desde el inicio hasta el final, en Cien años de soledad, es
el testimonio de un pueblo desconocido llamado Macondo, habitado por pocas
personas, también desconocidas para todos, es decir, la narración es como una
crónica de un lugar muy ignoto, así como también lo refieren los primeros
capítulos. A medida que nos adentramos en la historia, somos testigos de varios
aspectos sorpresivos: “En ese mundo donde todo era reciente” (8). Así lo leemos
descubriendo hasta el final cuando, inesperadamente, Macondo, desaparece por un
ciclón fuerte. La historia está contada por un narrador omnisciente que conoce
todos lo pormenores de lo que acontece en ese pueblo y a sus habitantes. Todo
lo dice de un modo oral como si escucháramos a un anciano que nos contara sobre épocas muy
antiguas. Esta crónica novelada del destino y designio de la familia Buendía,
los más sobresalientes de este pueblo, con sus circunstancias
mítico-fantástica, conviven en un mundo real porque todo lo que les acontece lo
creen, lo sienten, dan testimonio de sus creencias, ya que para ellos es cosa
de todos los días. Así, cuando aparee el niño con cola de cerdo, al final, no
es sorpresa para nadie porque eso sucede; o cuando Remedios la Bella sube al
cielo, así como la fiebre del insomnio, cuando el padre Nicanor levita cada vez
que toma chocolate para persuadir a su s feligreses, entre otros eventos
sobrenaturales. Estas cotidianidades para los macondianos es propio del
Gigantismo (hipérboles o exageraciones) que ya había hablado antes. Por tal
razón, es tan natural que el propio García Márquez dijo alguna vez: “ Que las
cosas más extraordinarias forman parte
de nuestros días donde en la realidad Latinoamericana suceden cosas
extraordinarias todos los días” (9). Nos da a entender, que son hechos reales
que sucede en Latinoamérica. Esto, es verdadero pero yo pienso que la novela Cien años de soledad
habla, más que nada, de Colombia, de esa realidad que conoció el Gabo, como
todo escritor escribe de su contexto social y personal. Por lo que, a mi
parecer, ni es una novela, exactamente total, como la ha calificado la crítica,
por dos razones:
1º
Cien años de soledad, habla de los enfrentamientos políticos entre
Conservadores y Liberales, agrupaciones que sólo se conocen en Colombia, no en
el resto de América, a raíz de la muerte del líder sindical Jorge Eliecer
Guillén el 9 de abril de 1948, a lo que se llamó el “Bogotazo”. El mismo García
Márquez recuerda en una entrevista, que incendiaron la pensión de estudios donde se alojaba y perdió varios originales
de cuentos y notas de novelas (10).
2º En 1995 yo cursaba el segundo año de
literatura en universidad San Agustín de Arequipa y me dedique a leer lo más
selecto de la novela Latinoamérica: “El obsceno pájaro de la noche” de José
Donoso, “Cambio de piel” de Carlos Fuentes, “Paradiso” de José Lezama Lima, “La
casa verde” de Vargas Llosa, “Rayuela” de Julio Cortázar, “El otoño del
Patriarca” de García Márquez, “Pedro Páramo” de Juan Rulfo, “Yo el supremo” de
Augusto Roa Bastos, “Raza de Bronce” de Alcides Arguedas, “El astillero” y
“Juntacadáveres” de Juan Carlos Onetti, “El reino de este mundo” y “El siglo de
las luces” de Alejo Carpentier. En toda esta gama de novelas descubrí, que al
margen de que todas ellas hablan de una realidad latinoamericana, cada una,
individualmente, se refiere a una realidad específica de su sociedad, de su
gente, de su forma de desarrollarse en esa sociedad, donde palabras como
carajo, mierda, putas y demás jergas que tiene el mismo significado en
Hispanoamérica, tienen un sentido particular en el desarrollo de sus vidas y
que sus localices son diferentes y la forma de pensar y las historias que se
cuentan identifican a un uruguayo, peruano paraguayo, argentino, mexicano,
etc., como tal. Por eso Cien años de soledad
es una novela latinoamericana, pero que habla, más que todo, de Colombia.
Ahora, Vargas Llosa dice que Cien años de soledad es
una novela total, lo cual yo no estoy de acuerdo. No se puede confundir una
obra maestra con una novela total. Una obra maestra se puede catalogar por la
voluminosidad, por los elementos retóricos y artístico, la fabulación de la
historia, sus personajes y su contenido, mas no se compara con una obra total,
ya que ésta debe abordar varias realidades, siguiendo una línea de tiempo y
espacio, que una sola obra no puede abarcar. Por ejemplo, podríamos hablar de
novela total “La comedia humana” de
Honoré de Balzac, de Emile Zolá con su
fastuosa “Los Raugon Maquart, historia de una familia durante el segundo
imperio”, Benito Pérez Galdós con “Episodios nacionales”. Así, Vargas Llosa,
afirma que escribe novelas totales, pero yo pienso que él escribe novelas
monumentales y no totales, porque para llegar a la totalidad de la que habla,
le falta describir muchos más detalles de la realidad peruana. Lo mismo apreció
en Cien años de soledad
porque su mundo fabulador es lo que le contó al autor, su abuela Tranquilina
Iguarán y lo que sabía esta mujer antigua era lo que rodeaba a su mundo
colombiano, ya que no salió de ese país, pues todo lo que se cuenta en esa
novela es una parodia, ironía o acciones graciosas. Alguna vez Carlos Fuentes,
al respecto de Cien años de soledad,
dijo: “ Convierte el mal en belleza
porque se da cuenta de que nuestra historia no es sólo fatal… y convierte el
mal en humor porque, deseado, no es una abstracción ajena a nuestras vidas”
(11). Eso quiere decir, que en la novel del Gabo, encontramos frases como: “Me
cago dos veces contra natura” dicho por el primogénito José Arcadio, “Si hay
que criar iguanas, criaremos iguanas” dicho por el padre José Arcadio, “Quiere
tanto a Aureliano que te vas a casar con él, pero no puede casarse con él” dice
Amaranta a Gerineldo Márquez, “He esperado a que pase el entierro” dice el
Coronel Aureliano Buendía, “Me casé con una hermana de la caridad” dice
Aureliano Segundo a su esposa Fernanda, “Lo que me choca de ti es que dices lo
que no se debe” dice Amaranta Úrsula a Mauricio Babilonia, también cuando el
coronel Aureliano Buendía se comunica con Gerineldo Márquez y éste le comenta
que en Macondo llueve por esa época, a lo que el coronel Aureliano le responde
“No seas pendejo, Gerineldo, en Macondo siempre llueve por esta época”.
Todas estas referencias hacen enriquecedor
el panorama de la novela. Si a esto incluimos el tiempo que se funde en un
espacio sin tiempo donde lo real es igual que la fantasía desde que se funda
hasta que desaparece Macondo, un supuesto pueblo colombiano por la referencia
de Riochacha y la vistita del autor a Aracataca, en compañía de su madre, para
vender la casa de su abuelos en 1952 (12). Por lo que el Gabo, en Cien años de soledad,
emplea una realidad temporal cronológica circular en la historia que va desde
un inicio hasta un fin y que si se
desea, se podría repetir mil veces donde sólo la novela nos va a llevar siempre
a ese final cerrado. En la época que transcurre la trama de la novela, la voz
del narrador muestra que en Macondo la muerte no tiene fronteras porque nos
abre muchas posibilidades de que después de la
muerte uno sigue viendo a su seres queridos, donde no existe un Dios,
más bien se lo busaca en algún lado del mundo como lo hace José Arcadio Buendía
a través de fórmulas alquímicas. Sólo la vida misma, es la que sigue su curso,
por eso aparecen los fantasmas de Melquíades, del patriarca de los Buendía,
José Arcadio Segundo. Sólo Úrsula menciona la existencia de Dios dos veces, no
como esperanza, sino como desdicha, como si todo lo malo que sucediera fuera
causa de él. Quizá en lo único que Vargas Llosa tenga razón es que los
personajes de esta novela estén rodeados de dureza y deicidio, porque ellos
sólo son dioses en un mundo propio,
Macondo.
Para crear este majestuoso mundo mágico,
García Márquez tiene como fuente primigenia, tres libros clave que le ayudaron
mucho: “Las mil y una noches”, “La metamorfosis” de Kafka y “Pedro Paramo”, de
Rulfo. Así lo manifestó cundo se le hizo un documental de su obra, en
Bogotá, donde afirmaba que cuando leyó
“La metamorfosis” no durmió tres noches y se dijo: “Que si esto se podía
escribir en la literatura, entonces todo es posible” (13). Por lo que, uniendo
esa fantasía con la realidad nuestra, la hispanoamericana, se han podido crear
obras ambiciosas como “Pedro Páramo”, “El reino de este mundo”, “El obsceno
pájaro de la noche” o “Cien años de soledad”. Son algunas de las pocas obras de
creación fantástica ligadas a la realidad, que tiene una valía inmensa. Alguna
vez, Borges dijo que una de las cosas que le falta a literatura
latinoamericana, es la fantasía, para que más lectores sigan nuestra
literatura.
Otro elemento importante en la novela es
el amor. No obstante, este amor no es tan idílico como lo fue el de “María” de
Jorge Isaacs. Por el contrario, es un amor muy particular donde, los esposos y
amantes no se acarician con ternura, sino que se unen por necesidad sexual y de
procreación. Esto es algo establecido implícitamente en la vida de los
personajes, que lo heredan sus descendientes, propio de las gentes nuestras en
Hispanoamérica, es un amor más de costumbre y cómplice, donde quien resuelve
los problemas de todo tipo, es siempre la mujer. Al respecto, García Márquez,
refiriéndose al amor, dijo sobre la mujer latinoamericana: “Creo que ellas son
la fuerza de nuestra sociedad. Son más fueres que los hombres. Vivimos en una
sociedad matriarcal” (14), donde “las mujeres sostienen el orden de la especie
con puño de hierro mientras los hombres andan por le mundo empeñados en todas
las locuras infinitas que apoyan la historia” (15). Realmente, esto es muy
cierto, porque en Cien años de soledad
entra a tallar este aspecto tomado de una realidad concreta, la que vemos todos
los días, aunque a veces descritas con muchas hipérboles. Así, tenemos los
casos de Úrsula Iguarán quien soporta las locura de viaje de su esposo José
Arcadio; Fernanda del Carpio, quien soporta las parrandas de Aurelia Segundo;
Peta Cotes, amate de éste, y que soporta con hidalguía sus cambios de domicilio
y sus malos caracteres; Santa Sofía de la Piedad aguanta con pasividad a
Arcadio; Renata Remedios defiende el amor por Mauricio Babilonia. A lo largo de
los capítulos de la novela, somos testigos de este liderazgo femenino en el
caso de la familia Buendía. Esta importancia que el Gabo le da a la mujer, se
remonta a la época cuando fue niño, ya que vivió en una casa donde los único
hombres era él y su abuelo Nicolás, rodeados de la abuela Tranquilina y sus
tías, a quienes toma de modelos para hacer su novela. Un ejemplo más de que habla de Colombia y su entorno
personal. Incluso, yo he comprobado, cuando lo hombres son juguetones, salidos
de su adultez, para entrar a una etapa pueril que los hace olvidar, por
momentos, de sus responsabilidades, y la mujer es quien tiene que devolverlos a
sus quehaceres adultos. Es decir, el hombre siempre goza de cierta inmadurez
para llevar solo las riendas de un hogar.
Otro factor importante es la reiterada
sucesión de los nombres de padres a hijos: José Arcadios y Aurelianos,
Amarantas y Remedios. García Márquez, en la entrevista que sostuvo con Vargas
Llosa en 1967 en Lima, el escritor peruano le preguntó a Gabo sobre ese detalle
de los nombres que es bien notorio en la novela, a lo que el colombiano
respondió:¿Hay alguien aquí que no lleve el nombre de su papá? (16). Es cierto,
ya que es una característica muy peculiar que tienen las familias
hispanoamericanas, como se da también en Colombia: los padres ponen los nombres
de tío, abuelos o tías, según sea el caso. En cambio, en otras partes del
mundo, en países donde no se hable español, no hay esta peculiaridad de heredar
los nombres a sus hijos. Esta heredad de
los nombres que suceden en la realidad nuestra, tiene una mezcla especial con
las hipérboles que acontecen en la novela, porque si uno se da cuenta, esa
abundancia de nombres de los abuelos hasta los últimos hijos, hace que la
narración sea más encantadora, al margen que uno no pueda identificar quién es
quién en la historia, por la confusión repetida de esos nombres.
Finalmente, he querido tocar un elemento
que fusiona a la novela, en todos sus aspectos, desde el inicio hasta el final:
Melquíades. Este personaje mítico, misteriosos, a veces sobrenatural, a
momentos fantasmagórico porque se le aparece al patriarca José Arcadio Buendía
y José Arcadio Segundo cuando éste descifraba los manuscritos, según como
aparece en la historia, es un personaje sacado de las lecturas que García
Márquez hizo de Nostradamus. Cuando leyó las profecía del francés, pensó que
era una buena oportunidad para incluir un personaje que hablara de cosas
fantásticas, que de alguna manera los latinos estamos acostumbrados a creer,
por tal razón, tomo a Nostradamus y su obra profética (17).
Como se puede entender, en esta obra hay
elementos sociales, culturales, históricos, como se entendió cuando el
colombiano revelaba la composición de su obra en la entrevista de 1967, frente
a Vargas Llosa (18).
Ahora, se verá toda la gama de las
características de los personajes que
fueron reales y sirvieron a su autor de fuente para emplearlos en el plano de
la fantasía literaria:
GRUPO A GRUPO B
REALIDAD FANTASÍA
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![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image007.png)
(Abuela del escritor)
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image008.png)
(Hermana de Nicolás
Márquez,
Abuelo del escritor)
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image009.png)
(Patriarca)
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image010.png)
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image011.png)
Y sus profecías.
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image012.png)
(Hermana del abuelo del
Escritor)
Muchacha que fugó de su
casa-- Remedios La Bella.
(Colombia) y vecina que
sacudió
Unas sábanas (México)
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image015.png)
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image016.png)
(Lugares
colombianos)
ciénagas (pantanos)
![](file:///C:/Users/user/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image017.png)
Niño con su abuelo)
Diciembre, 1928,
masacre
Masacre por la protesta bananera
Por las protestas
bananeras, (tiempo
indefinido, muchos muertos)
(Muchos muertos)
C. ESTRUCTURA
Una
de las características de la narratología de Cien años de
soledad, es su anacronía porque la historia empieza
en un punto medio de la misma trama
cuando el coronel Aureliano Buendía está frente al pelotón de fusilamiento.
Luego, en cada uno de los 20 capítulos, se presentan episodios breves de un
pasado lejano o cercano, que después se profundiza con las situaciones que
tuvieron que ver en ese entonces. Es como si el narrador omnisciente previniera
al lector lo que va a suceder, también, de un modo lejano o cercano. Y cuando
se llega a estos acontecimientos, aparecen otros nuevos, que anteriormente se
mencionaron (19). En este campo estructural, la anécdota, como fuente de la
historia, por el modo corrido y rápido con que se cuenta los sucesos de la
historia, todo se centra en los hechos que hacen sus personajes, teniendo como
escenario el Microtexto=Macondo y el Macrotexto=Colombia (aun que no se
menciona este país, pero se lo pude deducir).
En el plano de la comunicación, en la
narrador omnisciente (cronista de las historia de un mundo que no conoce, pero
que nos cautiva con lo que narra), es un alocutor, prácticamente, reemplazando
la voz del autor quien es un conocedor de ese mundo, único y apartado del resto
de la humanidad, donde ocurren hechos fantásticos y sobrenaturales. El
alocutor/narrador nos presenta una amalgama de acontecimientos, que a lo largo
de 8 generaciones de la familia Buendía, lo muestra a un alocutario/lector, a través de un código
en el que se presenta una serie de epítetos, hipérboles, envueltas en una gran
cantidad de oraciones subordinadas (20). Es así, que cuando uno lee la
novela, debe interpretar lo motivos que
tiene el narrador sobre lo que cuenta y los efectos que tiene sobre el lector.
En tanto, el clímax que tiene las novela, por cada generación de los Buendía,
procede de la fábula que tiene cada personaje, en la historia y sus
caracterizaciones especifica y únicas de cada miembro dela familia, aunque los
nombres se repitan, hacen que a veces la novela cobre un aire bíblico, como el
patriarca José Arcadio Buendía, quien como Moisés, busca la tierra prometida;
Aureliano Segundo, por diferente motivos, tiene una vida disipada , acompañada
de muchas fiestas como en Sodoma y Gomorra; la matanza de lo obreros bananeros
a cargo del ejercito gubernamental como cuando Herodes manda matar a quienes no
le obedecían; también cuando el padre Nicanor levita cada vez que tomaba
chocolate caliente, como alguna vez Jesús lo hizo en su vida pública; la
ascensión de Remedios la Bella, típica virgen que sube a los cielos; los
manuscritos de Melquiades que Aureliano
Segundo descifra y la destrucción de Macondo desapareciendo de la mente de la
humanidad, que es un elemento apocalíptico, típico del Libro de las
Revelaciones; así como la superstición del niño cola de cerdo que era producto
de las relaciones sexuales entre parientes y que tanto atemorizó a la familia y
que al final se cumple. Estos elementos juegan un papel importante, en un
pueblo mítico, que mezclado con elementos religiosos, hace de esta novela,
junto a sus personajes fantásticos, una historia de parábola, similar a los
libros antiguos como el Ramayana, el Gilgamech o el Mahabharata.
Otro factor importante en la novela, es la
escritura. Es cierto que hay en Hispanoamérica escritores que se inclinan por
el estilo barroco, (precedente del Renacimiento Español), que tuvo a sus
mejores exponentes en Alejo Carpentier, José Lezama Lima, José Donoso, Miguel
Ángel Asturias y que prosiguió con García Márquez. Ahora bien, el lenguaje de Cien años de soledad, si
es cierto que mantiene escasísimos diálogos de sus personajes, el resto del
lenguaje muestra artificios simples, ligados a la metáfora y la retórica, junto
a ciertos enlaces sintácticos que nos llevan a pensar otra realidades cercanas,
lejanas, y que luego volvemos a los acontecimientos que envuelven a Macondo.
Esta anacronía, en la que hay relatos en espacios temporales distintos,
separados por años o décadas, hacen de la historia cíclica, porque si volvemos
a leer la novela empezaremos conociendo siempre el mismo inicio (la fundación
de Macondo) y el mismo final (la destrucción de Macondo), cuya clave para que
todo, es su final cerrado.
Finalmente, la sintaxis que la obra
muestra a lo largo de su fabulación literaria, tiene un encanto muy personal
que logra cautivar a cualquier lector. Esto se debe a que su sintaxis
manifiesta cierta poesía cuando se describen circunstancias como cuando se
dice: “Llegó un hombre descomunal” (21),
“Úrsula lloraba en la mesa como si estuviera leyendo las cartas que nunca
llegaron” (22), “La había seleccionado como la más hermosa entre las cinco mil
mujeres del país” (23), “Sería arrasado por el viento y desterrada de la
memoria de los hombres” (24), y así se podrían enumerar más ejemplos de este
tipo. No obstante, una característica fundamental es la oralidad, ya que sin
ésta, la novela no cobraría esa importancia de obra maestra, ya que si hubiera
sido escrito de otro modo más intelectual o de palabras más rebuscadas, la
narración no funcionaría, porque en una cultura oral debe haber una
identificación empática y estrecha con lo sabido (25), es decir, que todo es
establecido porque para sus personajes todo es normal y cotidiano, por ello, la
escritura de esta oralidad muestra un establecimiento con la objetividad, según
el alejamiento o acercamiento (26) en el devenir de personajes que mueren,
entran o salen de la historia. Esto, sumado a la eufonía cualitativa (27), cuando se lee la
novela, agrada al oído, por su compás en
el discurso literario (o colón prosaico).
Por eso en el lenguaje, los elementos de sintaxis y eufonía cualitativa, le dan
un esteticismo primordial, que muchos lectores, incluso, con quienes conversé,
coinciden.
Lo único, que quizá sea denso en la
novela, es la ausencia de gráficos, es decir, los párrafos que se leen son
extensos y un lector, puede pensar, en
agobiarse al ver tanta narración textual, pero para evitar este agobio, esta la
forma en la que es narrada, lo cual ya expliqué más arriba. Esta observación en
Cien años soledad, es
propio de los autores que escriben, estilísticamente, con características
barrocas, pero que la normativa que el autor planteó al escribir su novela, fue
así.
Por ende, esta novela consuetudinaria, la
más conocida en el mundo, tiene un contenido maravilloso, propio de la
idiosincrasia latinoamericana.
3. CONCLUSIONES
1º
Cien años de soledad, es
una reminiscencia de “Las mil y una noches”, que según confesó García Márquez,
fue uno de los pilares para crear su novela.
2º
Cien años de soledad es
una novela de compromiso social que remarca, de alguna manera, los conflictos
sociales que vivió García Márquez en su juventud, en Colombia, algo similar a
lo que Jonathan Swif, hizo con la sociedad londinense en “Las aventura de
Gulliver”.
3º
Hoy en día, con los estudios más recientes, que se tiene de la obra de García
Márquez, se puede ahondar mucho más en descubrir los artificios de su novela
importante, por lo cual, el estudio que hiciera Vargas Llosa de Cien años de soledad,
décadas atrás, ya resulta obsoleto.
4º
García Márquez, en el año 2006, confesó en una entrevista a Xavier Ayén, (28)
que no volvería a publicar más libros. Claro, después del fugaz paso de”
Memorias de mis putas triste”, ya no se sabe nada de otro libro, incluso, hoy
con el diagnostico de demencia senil que tiene, será imposible ver otra obra
suya. Con lo que nos cabe pensar, que toda su trayectoria literaria es
impecable y nos ha legado buenas novelas y cuentos, difíciles de olvidar para
la literatura.
5º
Por último, el mito como expresión cultural y popular, puede tener una
importancia grandilocuente, en el que se puede creer, en el plano de la
literatura, para ser aceptado, como los mitos de la antigüedad, que nos enseñan
algunos temas sociales. En el caso de Cien años de
soledad, la enseñanza es la creencia popular de
nuestra gente, de una sociedad colombiana, que puede se análoga con la de
cualquier otro país hispanoamericano.
NOTAS
1. Cuando
Colón murió en Valladolid (España) en 1502, jamás supo que había descubierto un
continente, pues ni siquiera pensó en ello. Sólo tenía la vaga idea de que
había arribado a las indias de la que tanto se habló en su época. Conclusión
está, que comprendió en su cuarto viaje.
2. Bernal
Díaz del Castillo, “La historia verdadera de la conquista de la Nueva España”.
3. Su
mito fue tan grande que causó varias expectativas en Europa, tanto así, que el
filosofo francés Voltaire mencionó algo al respecto en su novela “Cándido o el
optimista”, donde Cándido, el protagonista, en sus viajes por el mundo, llega a
descubrir El Dorado y cuando huye de sus perseguidores, encuentra una carroza
dorada que lo saca de allí volando. Hasta ese extremo de mistificación se llegó a imaginar la fantástica ciudad que
los españoles buscaban, en la Amazonía.
4. “L
a sedad en América Latina”, discurso del premio Nobel de literatura Gabriel
García Márquez, pronunciado en la Academia Sueca de Estocolmo, el 8 de
diciembre de 1982.
5. “Gabriel
García Márquez: La biografía, Viaje a la semilla”, Daso Saldívar, Editorial
Folio, Cap. 2 y 3.
6. En
“La novela en América Latina”, UNI, 1967,
Lima, García Márquez le afirma a Vargas Llosa, que: “No nos hemos dado cuenta
que en los cuentos de la abuela hay una fantasía extraordinaria en la que creen
los niños lo que se les está contando y me temo que contribuye a formarlos”.
Más adelante dice: “que toda fantástica realidad latinoamericana forma parte de
nuestro libros y que la literatura Latina corresponde a la realidad
Latinoamericana, donde suceden cosas más extraordinarias”. Esto es algo de lo
que Carpentier mencionaba en “El reino de este mundo”, sin embargo, Gabriel
García Márquez, se refiere, por lo que se intuye, a Colombia. Esto lo detallaré
más adelante.
7. “Problema
del tiempo y del idioma en la moderna novela Latinoamericana”, conferencia
dictada por Alejo Carpentier, en la Universidad Central de Venezuela en marzo
de 1975. Aquí, al final, es escritor cubano, exhorta a nuestros escritores a
que contribuyan con sus obras a abordar temas propios de Latinoamérica.
8. “Cien
años de soledad”, Editorial Oveja Negra, 1983, p.p. 175.
9. “La
novela en América Latina”, Diálogo entre Vargas Llosa y Gabriel García Márquez,
p.p. 29.
10. Video.
Documental de Yves Billón y Mauricio Martínez-Cavard sobre su obra “Gabriel
García Márquez” e Ídem, obra de Daso
Saldívar.
11. “Nueva
narrativa hispanoamericana”, Donald Shaw, Ediciones Cátedra, P.P. 116, tomado
de Carlos Fuentes en “Macondo, sede del tiempo”, Montevideo, 1971, p.p. 113.
12. Ídem,
ob. Cit. Saldívar.
13. Ídem,
vídeo, cit.
14. “La
República”, Lima, 10 de febrero de 1985, La cándida Eréndira y su abuela
desalmada, entrevista de Jean Pierre Richard.
15. Ídem.
16. Ídem.
“La novela…”.
17. Ídem.
Ob. Cit. Daso Saldívar, cap. 5, p.p. 142.
18. Ob.
Cit. “La novela…”
19. Así
lo apunta Armando Zubizarreta en su ensayo “Triunfos del narrador oral en la
literatura Latinoamericana: de Ciro Alegría a Gabriel García Márquez”, Revista
de Crítica literaria, nº 34, 1997, p.p. 97
20. Ídem. Video, cit.
21. Ob.
Cit., “Cien años…”, p.p. 77.
22. Ídem.
P.p. 79.
23. Ídem.
P.p. 163.
24. Ídem. P.p. 325.
25. “Oralidad
y escritura”, Empáticas y participantes, p.p. 51, Walter J. Ong, 1987.
26. Ídem.
27. “Teoría
de la literatura”, p.p. 85, Boris Tomachevski, traducción de Lázaro Carreter,
1982.
28. Aparecido
en el diario “La República”, lunes 30 de enero de 2006.
BIBLIOGRAFÍA
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REVISTA de “Crítica literaria”, año
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Márquez”.
VIDEO (Única entrevista documental
de su obra)
“Gabriel García Márquez”, un film de
Yves Billon y Mauricio Martínez-Cavard.