Por:
Miguel Gonzales Corrales.
Hablar de los escritores que han
desarrollado el género literario de la narrativa, en la especie de la novela,
en Perú es escarbar desde los primeros años de la época Republicana hasta estos
primero años del siglo XXI y mencionarlos es una tarea muy ardua. Los más
grandes exponentes peruanos de la novela destacan en esta etapa contemporánea
como Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique, Alonso Cueto, Miguel
Gutiérrez, Carlos Eduardo Zavaleta, Jaime Bayly, Oscar Colchado Lucio, Oswaldo
Reynoso, Abelardo Sánchez León, opinión, creo, que es compartida por los más entendidos.
Sin embargo, en el caso de la mujer
peruana, como novelista, es curioso, porque sólo han destacado, diríase con
fuerza, muy pocas, que han dejado en los anales de la literatura peruana sus
obras como Clorinda Matto de Turner, María Nieves y Bustamante, Angélica Palma,
Mercedes Cabello de Carbonera; y en la actualidad, Carmen Ollé, Laura Riesco (1), entre las más destacadas. Por lo
general las mujeres cultivan el genero de la poesía, el, ensayo o con sutileza,
el cuento. Realiza un estudio de cada una de las escritoras que mencioné sería
un trabajo reconfortante para mí que lo haré en otra oportunidad. Ahora me
referiré sólo, aunque para este caso, es la más destacada en la literatura femenina
de nuestras letras, cuya trascendencia literaria, cultural e intelectual no ha
sido objeto de olvido. Me refiero a la señora Mercede Cabello de Carbonera
(Moquegua 1842 – Lima 1908) que cultivó el genero literario de la novela, así
como la prosa en el ensayo, planteando en ellos temas, que posteriormente la
crítica y la Teoría Literaria llamarías “de Tesis”. Mi deseo no es mencionar su
producción literaria de un modo desordenado. Primero trazaré un esbozo de sus
novelas para finalizar con sus ensayos, tan magistralmente elaborados.
Resaltaré que la obra narrativa de
Mercedes Cabello, según mi punto de vista, y coincidentemente con otros
estudiosos, inaugura la novela moderna en la literatura peruana. Se sabe que
ella no curso estudios universitarios, ni de otra índole que se le asemeje. Fue
de un espíritu hábil e inteligente porque su tiempo lo dedicó al estudio
autodidacta para imbuirse de lecturas literarias, filosóficas, con un agudo
sentido de la observación de la sociedad, sobre todo, cuando se trasladó a Lima
en 1865. En la capital, su conocimiento, tanto empírico como cultural, la llevó
a sopesar las realidades de la época en relación con Europa. Además, siguió los
ideales, frecuentó el grupo literario que lideraba Manuel González Prada, de
quien aprendió la agudeza crítica.
Mercedes Cabello empezó escribiendo,
como toda mujer, algunos poemas secretos y artículos sueltos que publicó y
firmó con el seudónimo de Enriqueta Pradel. Pero su observación fue más allá, a
tal punto, de haber conocido la realidad novelística de Europa por lo que
escribió sobre lo irreal del Romanticismo, al referirse, que es algo ideal y
que no refleja la existencia humana real, sino lo soñador y superfluo. También
opinó sobre el Naturalismo cuando dice que era la peor forma de expresarse del
ser humano, de emplear elementos y situaciones sórdidas (2). Mercedes Cabello prefiere el Realismo porque encuent6ra el
perfil idóneo para sus personajes novelescos, las situaciones tales como son
porque no se denigra al ser humano, ni se le coloca en un pedestal para
ilusionarse. Esta temática realista lo heredó de Honoré de Balzac, y en
especial, de León Tolstoi, de quien admiró su literatura y coloca algunos cánones
de él en sus primera novelas como “Sacrificio y recompensa”, “Los amores de
Hortensia” y “Eleodora” (3). Además
escribió un ensayo titulado “El conde León Tolstoi”, a quien lo ensalza y
muestra gran admiración. No obstante, la escritora moqueguana no se quedó
conforme con el trabajo que realizaba, a pesar de los estragos que dejó la
derrota con Chile en la Guerra del Pacífico, ya que muchos intelectuales se
sentían dolidos y con el ánimo desalentado para la creación, por lo que hubo un
espacio prolongado donde no se publicaron obras desde 1874 a 1886 (4). Así es que ella prosiguió su labor
de estudiosa, incluso cuando viajó a Buenos Aires en 1892 para reconocer de
cerca la realidad socio-cultural de Argentina y aprender más fe lo que se
ignoraba en Perú. De regreso a Lima y con una cultura amplia, escribe sus tres
restantes novelas: “Blanca Sol”, “Las consecuencias” y “El conspirador” (5). Ésta, la mejor novela escrita por
una mujer a finales del siglo XIX y pienso que de todos los tiempos, hasta
ahora, a no ser que surja otra escritora que amplíe los dotes y conocimientos
de la novela contemporáneas y pueda ir más allá de las fronteras peruanas,
quizá como lo hace Mario Vargas Llosa. Estas tres últimas novelas, consideradas
el segundo ciclo de su producción, es la que mejor logró. Aquí se muestran rasgos del Naturalismo que
alguna vez objetó. En estas novelas, la temática es decadente, cruda y muy
profunda en la vida del ser humano, donde los sentimientos, la vergüenza, rebeldía,
traición, ambición y seducción pecaminosa, ponen en juego una obra tal cual fue
retratada y descrita por su autora, según como lo vislumbró y lo criticó, ya
que no podía decir a viva voz lo que pensaba de los gobernantes de aquellos
años, heredando el pensamiento crítico de González Prada cuando vapulea a los
responsables por la derrota con Chile.
Mercedes Cabello también ahondó en el estudio
empírico de la novela para mejorar los esquemas modernos. Observó detalles favorables
y contrarios con la finalidad de crear una novela diferente a las que ya se venían
escribiendo, en especial, en Hispanoamérica de la cuales Mercedes leyó y
comparó, y partiendo de esas premias, superar lo que ya se había establecido en
la época. Todo ese punto de vista os desarrollo y los dio a conocer en su
ensayo “La novela moderna” que hasta entonces nadie había reparado, y en
particular, una mujer. Todo su deseo de crear la novela adecuada culminó con
“El conspirador”. No llegó a completar totalmente s u idea, pues los trastornos
mentales que empezaba a sufrir se lo impidieron y que finalizó con su muerte en
un manicomio. Pero su labor intelectual nunca cesó porque siempre se mantenía
constate escribiendo sobre la realidad que le rodeaba, no sólo en la narrativa,
sino a través del ensayo elucubrado, inteligente y agudo. Como ya mencioné,
ella escribió “El conde León Tolstoi”, “La novela moderna”, “La poesía”, donde
aborda sus inicios como poetisa y algunos artículos de su interés por la
literatura. El ensayo que para mí tiene un mérito mayor es “Mujer, educación y
literatura”. Es un texto amplio en el que aborda la igualdad de oportunidades
de ambos “sexos”, como dice. La mujer no debe ser objeto de placer y lujo, sino
una compañera con quien se comparte ideas y temas de conversación. Es por ello,
que reclama a la mujer que no sea ignorante, para que ocupe un ligar en la
sociedad y la cultura. Hoy en día se continúa con casos de este tipo y no está
de más que se consideren las ideas de esta escritora moqueguana para que la
sociedad aspire a algo más en todos los aspectos que se pueda. Seguramente en
esto pensaba Mercedes Cabello, en su tiempo, cuando nadie le prestaba atención
y para reforzar sus ideas menciona la filosofo Ernest Renán con su libro
“Memorias íntimas” en el que enaltece la labor que debería tener la mujer en
nuestras vidas. Mercede Cabello tiene razón cuando dice: “Mientras la mujeres
sean ignorantes y fanáticas los hombres serán escéptico e inmorales” (6). Pienso que hay que tener en cuenta
estas palabras porque todavía se dan casos así en nuestra sociedad actual.
En aquellos años de finales del siglo
XIX la única mujer en Perú y quizá en Hispanoamérica, que se preocupó por
defender a la mujer por darle el reconocimiento que merecía en la Ciencia
Moderna, en le reclamo de programas de educación y sin discriminación sexual,
fue Mercedes Cabello de Carbonera. Anterior a ella, de un modo casi efímero,
fue Flora Tristán, quien estuvo en Perú entre 1833 y 1834 y que después escribiría
“Peregrinaciones de una paria” (que me atrevería a llamar crónicas) donde hizo
esta observada diferencia entre hombre y mujer porque convivió y se relacionó
con personas de su entorno, plasmando así su experiencia e impresiones
personales. Mercede Cabello, se centra en este aspecto y lo desarrolla como
problemática social. Es así ue la escritora moqueguana cumple una función
importante en las letras peruanas hasta que lamentablemente murió en un
manicomio.
Han pasado los años y aún se recuerda
la labor literaria de esta escritora ceñida a su realidad y a la mujer, que
seguramente generaciones venideras la rememorarán para escribir mucho más al
respecto.
NOTAS.
1.
La novela de Laura Riesco “Ximena de dos
caminos” (1994) es considerada la mejor novela escrita por una mujer en el
Perú, según Ricardo González Vigil.
2.
Mercedes Cabello en sus últimas novelas
“Blanca Sol” y “El conspirador” toma elementos naturalistas, alejadas del realismo
como había iniciado en sus primeras novelas.
3.
Estas tres primeras novelas forman parte de
su primera etapa narrativa, con aires sentimentaloides, como lo resalta Mario
Castro Arenas.
4.
En 1886 apareció la primera novela de Mercede
Cabello, “Sacrificio y recompensa”.
5.
“El conspirador”, última novela, es el fruto
de su madurez artística cuando todavía no había cumplido la meta que se propuso
como novelista, según lo destaca Edmundo Bendezú en su libro: “La novela
Peruana”, 1992.
6.
“Mujer, educación y literatura”, Mercedes
Cabello de Carbonera, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 2000, Carlos Cornejo
Quezada (Editor).