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lunes, 26 de agosto de 2013

“LA FRONTERA”, NOVELA FRAGMENTARIA


Por: Miguel Gonzales Corrales.

La Frontera

Hace algunos años publique en le diario Noticias de Arequipa, en mi denominada “Serie de escritores arequipeños”, un artículo que habló sobre hasta la entonces obra de Juan Alberto Osorio (1), quien fue mi profesor en la Universidad Nacional de San Agustín, y ahora es un amigo. Al final de ese artículo mencioné que sería interesante leer la novela que estaba escribiendo: “La Frontera”. Recuerdo bien que esta obra la fui conociendo todavía  allá por 1996, cuando Juan Alberto, me entregó unos borradores para que los leyera, se trotaba de sus primeros capítulos. Hace poco, fui por su casa, y de un a forma muy literaria, intercambiamos obras, es decir, él me entregó un ejemplar de su novela y yo le di a cambio la mía, que ya había publicado meses atrás.
Esta novela aborda, en primer lugar, una magia implícita, que se da a través de una de un lenguaje poético, inmersa en la fábula de la narratología que emplea, es decir, escenas que se dan en la historia, mezclada con el estilo de contar la misma historia. Ese lenguaje poético muestra una eufonía acústica (2), porque si una va leyendo los párrafos descriptivos, se da cuenta que la sonoridad de las oraciones son gratas al oído. Además hay que resaltar, que dentro del discurso literario, aparece la narración oral, contado a través de un narrador testigo en primera persona, que aparece esporádicamente, inmerso en la historia, ya que se mantiene al margen de algunas observaciones que la misma historia fabuladora  se abre paso sola, en medio de los diversos acontecimientos que ocurren en la ciudad San Juan de la Frontera, y en especial, en la Universidad de La Frontera. Por ello, la fluidez oral, en las oraciones que van tejiendo el relato, muestra una sintaxis con toque de barroquismo por la densidad que sume al lector en la historia, similar a lo de Gabriel García Márquez en “Cien años de Soledad” o  “El perfume” de Patrick Shuskin. Quizá, por ese elemento Barroquista, se leen adjetivos necesarios para ampliar la descripción de la novela, aunque haya poca caracterización de los personajes, pero esto no desmerece el aporte literario de toda la novela en su conjunto.
Como ya dije, la narración de “La Frontera”, es  meramente descriptiva en la totalidad de su discurso literario, ya que su estructura textual coincide en la misma praxis de a escritura en sintaxis más intimista y un a semántica que a veces lleva connotaciones cargadas de vagos recuerdos (3). En medio de todo esto, los personajes que entras y salen de la historia, se ve retratados por años idos, que sólo quedan en recuerdos, y justamente, aquí aparece la fragmentariedad de la novela porque hay diálogos de situaciones específicas que rompen con la cronología de la obra, donde personajes secundarios comparten ese ámbito social, aislado y vacío, que a veces se percibe en la historia. Amén, hay que agregar que en todo este marco que hasta ahora  se ha caracterizado, también La Frontera presenta elementos históricos que señalan el origen de una universidad “El primero de lo rectores de su primera fundación” (4). Con este inicio y lo que se retratas en algunos pasajes más, ya no da una idea de su marció histórico.
Si analizamos un poco con más amplitud lo que se da en esta novela, uno se da cuenta, que todo es ámbito que describe, es en alguna parte de la sierra del Perú, ya que la ciudad de San Juan de la Frontera es una metáfora de un pueblo del Perú que el escritor, a través de su narrador testigo, emplea para mostrar una nostalgia y realidad de experiencias vividas. Todo esto lo vemos, entonces, del siguiente modo: el Macrotexto ser el Perú y el microtexto estaría representado del siguiente modo:
                               San Juan de la Frontera       = Ayacucho
                               U. La Frontera                      = U. Nacional de Huamanga
                               Inausis                                  =  Anagrama de Sicuani (5)
                               Ciudad el Centro del Mundo = Cuzco (por su etimológico quechua.)
Por lo que se puede inferir, son elementos personales que aparecen en la novela, incluso, rememorando la nostalgia de fundación de la Universidad La Frontera, dese los siglos XVI, XVII y XIX. En todo este lapso de tiempo, van apareciendo situaciones curiosas que se supone el narrador encontró en unos folios antiguos y que dan realce a todo el esplendor de lo que aconteció en esa Universidad. Esta vistosidad, hace que coherentemente, la entrada y salida de los personajes en la trama, sea bien justificada e incluso, no se vuelve a mencionar a otros personajes que quedan en el olvido.
En el caso de la anacronía, se confunden el pasado con el presente, como cuando se cuenta en las explosiones inciertas que azotan en un momento la ciudad de San Juan de la Frontera (aludiendo al terrorismo) o los balazo de delincuentes, en otra época, que aterran a los pobladores (sucesos más recientes). A esto se suma de los avances más recientes de que goza toda universidad como pizarras acrílicas y el recuento de años específico, en determinados periodos, como 1980 a 1982. Todo ese pasado y presente, se fusionan  en una simbiosis para alertar la añoranza de tiempos idos que no volverán, en medio de un vacío y soledad agradable, pero a la vez triste, que es lo que al final sucede. Todo esto es una coyuntura social, política, académica, cultural, cuyos elementos se fusionan para dar vida a San Juan de la Frontera (Huamanga), un pueblo que cobra vida, a través de retrospecciones de retazos de historias que los une el propio narrador, evocando en toda la novela una imagen, un  paraje prístino en el país, que sigue con fidelidad sus giros lingüísticos como huaynos en quechua y traducidos, resaltando siempre el folklore peruano.
Sin embargo, si se quiere resaltar a un personaje principal en la historia, se tiene al doctor Ibarra, profesor de la Universidad de La Frontera, que como un ente milenario, parece conocer el pasado, como si hubiera estado presente en cada época. Llegó al pueblo, joven, por unas horas en la Universidad, se instaló con su familia en el pueblo, afrontó los problemas subversivos, muriendo en tal acto, algunos de sus hijos, sobreviviendo con sus hijas, para luego vivir su ancianidad en paz. Pero los más sorprendente y real maravilloso que se encuentra en esta obra, es el final, cuando el doctor Ibarra se metamorfosea y se convierte en un ave (Cóndor, quizá) y vuela por los aires de la ciudad San Juan de la Frontera, junto a su esposa, hijas, y se encuentra con sus hijos muertos en ese atentado de su juventud. Esta hipérbole, no refiere el futuro, donde todo puede suceder y creerse a la vez, en un lugar de la sierra del Perú, donde la fantasía del gigantismo, es constante.

CONCLUSIÓN FINAL
Todo este análisis lo fui armando, de acuerdo a la obra anterior de Juan Alberto, es decir, sus cuentos del “Hijo mayor” y sus poesías de “Inausis”, y de alguna conversación que recuerdo tuve con él, por lo que pienso, se ve reflejado en el contenido y mensaje de su novela “La Frontera”, en la que muestra sus experiencias en un mundo ficticio y cronográfico de lo que pudo ver, oír y conocer

NOTAS
1.    Diario Noticias, Arequipa, lunes 26 de enero de 2009, Series Escritores Arequipeños, “Literatura desde dentro, una lectura la literatura de Juan Alberto Osorio Ticona.
2.    Boris Tomachevski, “La teoría de la literatura”, Akal Editores, España, 1982.
3.    Teun Van Dick, “Estructuras y funciones del discurso”, Siglo XXI Editores, España, 1998.
4.    Juan Alberto Osorio, La Frontera, Edit. San Marcos, Lima, 2011, pág. 7.
5.    Anteriormente, Juan Alberto, publico un libro de poesía, llamado “Inausis y otros poemas”, 1999, en cuya presentación aclaró que Inausis era el anagrama de Sicuani, su tierra natal.


H. G. WELLS Y SU VISIONARIO MUNDO UTÓPICO



Por: Miguel Gonzales Corrales.

Desde la antigüedad, siempre el hombre se preguntó que había más allá de nuestro planeta. Incluso se pensó que la Luna era habitada por personas a quienes se les denominó Selenitas, como se leía en las novelas de Julio Verne, quien escribió sobre viajes a la luna. Otros creían que fue habitada por gigantes., sin embargo, a medida que los siglos avanzaban, también lo hizo la ciencia y la tecnología. Es entonces que lo visionarios se preguntaron ¿cómo sería el futuro? Unió de éstos, fue H. G. Wells, que junto a Julio Verne, son considerados los padres de la Ciencia Ficción Moderna.
Herbert George Wells fue, en su tiempo, un agudo escritor que nació en Inglaterra en 1866. Fue un innovador de la Ciencia Ficción, en su época. Perteneció a una familia humilde, de educación precaria, pero él siempre quiso escapar de esa situación socio-cultural. Conoció la 0obra de Charles Darwin, y cuando éste murió, Wells tenía 16 años. Superando su situación limitada, estudio Biología y mientras aprendía sobre la historia y evolución del hombre, iba escribiendo relatos de Ciencia Ficción, definición ésta que se conoció como tal a partir de 1926, ya que hasta entonces se la conocía como de Anticipación.
Wells, también era un hombre comprometido con su país en política, también era respetado como una autoridad intelectual por el conocimiento que poseía. En su vida se relacionó con personalidades como el escritor Somerset Maugan, los políticos Stalin y Franklin Rooselvet. Wells se anticipó al futuro y no halló otro medio para darlo a cono0cer que a través de la novela, en la que aplicaba conocimientos científicos y deductivos, como lo entendió en el tiempo que le tocó vivir. Tan interesante fue du inventiva, que creó novelas  impresionantes como: “La máquina del tiempo” (1895), “La isla del doctor Moreau” (1896), “El hombre invisible” (1897), “La guerra de los mundos” (1998, su novela más conocida), “Cuando el tren nocturno despierta” (1899). Todas estas novelas fueron el reflejo de lo que Wells pensaba y creía, más allá de la ciencia e el planeta. Nadie ha comprobado la existencia de seres extraterrestres con quien se  ha dialogado, como tampoco, saber si un humano ha venido del futuro en un tipo de aparato, no obstante, Wells sí lo creía y sin saberlo, se adelantó a escribir narraciones utópicas, adelantándose a un futuro incierto.
Wells publico su novela “Los primeros hombres en la luna” (1901), siguiendo las especulaciones de Julio Verne, con la diferencia, que dos personas viajaron en una esfera gigante a la luna donde encontraron a seres feos y viscosos, que vivían por túneles y bóvedas en el interior de nuestro satélite natural. Esta forma de narraciones un adelante a la era espacial que hoy vivimos y esta cada vez más adelantada. pero en la época que Wells dio a conocer su literatura, sus obras eran tomadas como entretenimiento, pero nadie entendió la seriedad con la que escribió porque ya sus novelas hablaban de bombas atómicas y guerras mundiales. Como dijo el escrito Isaac Asimov: “Si hubieran habido más lectores que tomaran en serio a Wells, se hubiera podido evitar las primeras guerras  mundiales, que ocasionaron feroces daños”. Quizá no se hubiera evitado, pero sí hubiera servido para reflexionar, y mucho. Incluso, el historiador Jorge Basadre en su libro “La vida y la historia” menciona a Wells cuando la tecnología está en boga, y dice del escrito inglés: “¿Quién tiene la osadía de decir, en cualquier momento, que hay limite para las inspiraciones humanas?”.

WELLS Y EL CINE
Algunas de sus novelas han sido llevadas a la pantalla grande, ya sea con un buen criterio o no. No soy cinéfilo, pero me encanta apreciar el arte cinematográfico. La primera novel de Wells que se estreno en un cine fue “La guerra de los mundos”, en 1953. Leí la novela y esta versión fílmica es igual a la novela, con algunos defectos en la civilización, pero sí me  gustó apreciarla por el di8scurrir de su historia, es como una joya de esas que ya no existen.  La que se realizó cincuenta años después, con el protagonismo de Tom Cruise no me agradó, excepto que sigue el mismo tema de la historia, pero muy alejada de la obra mismas, incluso en su narración. “La máquina del tiempo”, que se estrenó en 2001, me gustó aún más porque fue muy similar a la obra literaria y a los contenidos wellsianos. Esta cinta entrepretada por Guy Pearce y Jéremi Airon, cuyos papeles recayeron con precisión, para hacer más vivida la historia. “El hombre invisible” tuvo un inicio en la década de 1970 como una serie de televisión, y una que otra aparición en el cine, pero combinado con otros elementos ficción, inmerso en otras historias más la estilo holliwoodense.
Finalmente, estoy convencido que la narrativa de H. G. Wells no perderá vigencia para el cine y la vida y mucho menos para la literatura de Ciencia Ficción.











COSTA, SIERRA Y MONTAÑA, PERENNE EN LA CULTURA PERUANA



Por: Miguel Gonzales Corrales.







Uno de los libros más importantes, y quizá menos difundido, en el ámbito peruano, es “Costa, sierra y montaña”, de Aurelio Miró Quesada Sosa. Este documento que describe y habla de las ciudades más importantes del Perú, es como un manual para que todo peruano de toda condición social pueda leerlo y aprender más sobre nuestra patria. Este libro es un testimonio histórico, geográfico, literario y social, que cuenta cómo son las diversa manifestaciones culturales que hay en diferentes lugares del Perú, cuya variedad social, a su modo, define un sólo patrimonio nacional. Se entiende, por lo tanto, que de todas las ciudades que habla, da a conocer la idiosincrasia, trascendencia y valía de cada gente con la que se relacionó, con cada parte del suelo que pisó o lugares atractivos que visitó. Por ello, cada página que se lee, uno va aprendiendo la belleza insuperable de cada provincia, por sus calles y sus templos. Por ende, este libro no debe dejar de ningún modo ser enseñado, sobre todo, a los jóvenes, quienes están en proceso de aprendizaje, además de ser una buena lectura para su educación.

1.    EL VALOR HISTÓRICO
Uno de los aspectos que llama la atención y que me entusiasmó demasiado, es el aporte de la historia, que refiere por época y año, desde la fundación de cada una de las ciudades que visitó, a saber: Trujillo, Lambayeque, Piura, Tumbes, Callao, Ica, Huancavelica, Ayacucho, Ancash, Junín, Cajamarca, Chachapoyas, Moyobamba, Loreto, Pasco, Huánuco, Ilo, Trama, Arequipa, Puno, Cuzco, Puerto Maldonado y Lima. En cada ciudad, de las ya citadas, muestra una información exacta, detallada, por fechas y siglos, sobre su fundación española, además de las personalidades que se vieron involucradas en tales sucesos. Es como si lo supiera todo, pues la información que menciona, aunque no es vasta, es precisa. En el caso de Cajamarca, Cuzco, Trujillo y Puno, hace alusión a las ruinas pre incas: en le caso de Junín, añora la pampa de la Quinua en donde Bolívar vence al ejército español para coronar la independencia del Perú. Uno que lee cada una de las páginas de este libro, aprende lo que quizá nunca ha conocido de otros lados del Perú, como en mi caso
     El aspecto histórico que aborda Miró Quesada, nos hace reflexionar sobre las coincidencias de la fundación española de cada ciudad, siempre sobrepasando la voluntad de los indios de la zona que habitaban. Todo este aporte histórico es valiosísimo, como un compendio al aporte cultura y social de nuestro país, por cada ciudad que nos vincula, de uno u otro modo, para formar nuestra nación llamada Perú.

2.    EL VALOR CULTURAL
Aparte de la historia, Miró Quesada aborda el ambiente cultural que identifica, específicamente, a cada ciudad. Así, repara, sobre todo, en cada ciudad que visitó, en la descripción de los templos. Porque cuando camina por cada una de las diferentes calles, se detiene a contemplar cada iglesia, desde su frontis, el atrio, su nave, combinándolo con la admiración que siente por cada estilo arquitectónico, para lo cual, se deduce obtuvo una previa información al respecto.
Otras descripciones que hace, son las diferentes comidas que tiene cada lugar en el que estuvo. Describe las condiciones climáticas, sus variantes lingüísticas, sus formas de vestir y sus pensamientos. Es como si a través de su léxico, prevé al lector lo que le interesaría conocer, para su buen entendimiento. Es una comprimida documentación que te guía por lugares desconocidos, así lo sentí y entendí, a la vez.

3.    APORTE FINAL
“Costa, sierra y montaña”, publicado por primera vez en dos tomos, entre 1938 y 1940, anteriormente fue escrito en un periodo de diez años, cada vez que Miró Quesada viajaba a algún lugar, en donde escribía la impresión que cada ciudad le brindaba, para luego publicar cada crónica en el diario “El comercio”, de la que su familia era dueña. Incluso, este libro, al ser conocido y difundido, obtuvo la admiración de grandes intelectuales de esos años, como el historiador Jorge Basadre y el crítico y académico José de la Riva Agüero. Incluso, éste le escribió una carta expresándole su admiración, donde le decía que su libro era una obra consagratoria, sobre todo reconociéndole por las descripciones de las ciudades de Ayacucho y Cajamarca, y por ese verdor de Moyobamba, por lo que le agradeció el aporte de hacer conocer nuestro Perú, y así, sea sabido por propios y extraños. El libro de Miró Quesada también salió de las fronteras del país, ya que se publicó también en Madrid en 1969, aunque en una versión abreviada, por su autor. Además, estuvo presente en una edición  de la revista Bonaerense de “Occidente”.
“Costa, sierra y montaña”, es un texto imprescindible para nuestra formación cultural, nacional y social.

4.    CONCLUSIONES
No quiero dejar de mencionar, que aparte de este libro de Miró Quesada, también hubo otros libros que describen el Perú desde una óptica también rigurosa. Estos textos son: “Paisajes peruanos”, de José de la Riva Agüero; y “Mi país”, de Luis Alaysa y Paz Soldán. No obstante, entre estos dos libros, prefiero el que he venido hablando, por su mayor profundidad, a sabiendas, que también leí los otros dos que ya cité. “Costa, sierra y Montaña”, me hizo parecer a las antiguas crónicas españolas como las dejadas por Pedro Cieza de León o Bernal Díaz del Castillo.
En mi opinión, este libro debe ser enseñado a los jóvenes estudiantes para que puedan tener una visión más amplia de los escritos que alimentan nuestra cultura, para formar una sociedad mejor. Y quien mejor para esto, que el profesor, que tiene la labor de mostrar estos aportes para la educación, en lugar de llenar papeles burocráticos que sólo importa al Ministerio de Educación y sus UGEL, que por la educación casi ni se preocupan. Por eso, está en nuestros maestros que lean más, se culturicen, que está en ellos educar mejor.














domingo, 25 de agosto de 2013

RETRATO VARIOPINTO SOBRE MARIO VARGAS LLOSA



Por: Miguel Gonzales Corrales.

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      INTRODUCCIÓN
A lo largo de varias décadas, desde que Mario Vargas Llosa, publicó su novela “La ciudad y los perros” (1963), se comenzó a estudiar su obra, desde críticos pioneros como el chileno Luis Harr, Anderson Imbert y José Miguel Oviedo, hasta estudiosos de su obra, hoy en día. De la obra del peruano se ha hecho crítica literaria, ensayos, misceláneas, homenajes, conversatorios, interpretaciones e incluso se hizo una novela, sobre parte de su vida, titulada el “El cadete Vargas Llosa”, sobre su estancia en el colegio Militar Leoncio Prado, escrita por Sergio Vilelea. El autor de “La casa verde”, ha sido muy criticado, admirado y repudiado en todas partes del Perú y Latinoamérica, por su idiosincrasia. Sin embargo, entre sus tantas conferencias, publicaciones en diario El país de España y Honoris Causa del que ha sido protagonista, hace poco leí un libro que homenajeaba al escritor arequipeño, con un toque personal e íntimo, no sólo para mí, sino (pienso) para todo ciudadano arequipeño. Este libro se titula “Arequipa y el escribidor, Homenaje a Mario Vargas Llosa”, cuya edición estuvo a cargo del recompilador  Carlos Rivera. Es un  libro donde se agrupan varios textos, que en conjunto, muestran impresiones, cariño, anécdotas y crítica literaria sobre nuestro Premio Nobel.

2.    DOCUMENTOS PERDURABLES
“Arequipa y el escribidor” está escrito por una serie de personas vinculadas a la cultura arequipeña. Este libro  está dividido en Ensayos (uno de los cuales me parece superfluo, al menos en el contenido de lo que muestra este libro, al que me referiré más adelante), semblanzas, entrevistas, un cuento y una conferencia.
En el caso de los Ensayos, aparecen tres, de los cuales sólo me referiré a los dos primeros, de Arturo Caballero y Henry Rivas. Ambos ensayos me parecen una buena tentativa, perspicaz e interesante, para llegar al meollo de las ideas vargallosianas, para desentrañar su pensamiento literarios, narrativo y político, en algunas de sus más afamadas novelas. Pienso que en el ensayo de Caballero, se abusa de las citas y opiniones de otros autores, para explicar algo sobre la literatura de Mario; hubiera preferido que sean más suyos sus comentarios respecto a lo que piensa él, ya que las citas de otros autores serían para un trabajo más grande. No obstante, el planteamiento político  que aborda es más ingenioso, porque llega a conclusiones más accesibles entre novela y política. En el caso del texto de Rivas, se aprecia más la crítica y comentarito sobre el poder, el abuso contra débiles quienes son sometidos, como metáforas, en las novelas “La ciudad y los perros”, “Conversación en La Catedral” y “Paraíso en la otra esquina”. Cuando se refiere a estos libros, explica, con algo de detalle, el abuso notorio del poder en los personajes principales y las circunstancias de sus vidas que les rodean, de cada novela ya citada.
En las semblanzas, se percibe un ambiente emotivo, íntimo y personal de cada uno de sus autores, que quien las lea, siente, una nostalgia y experiencia, recordando cuando Vargas Llosa estuvo por Arequipa y la muchedumbre que lo acompañaba por donde iba, para poder tocarlo, que firmara una de sus novelas o al menos, tomarse una foto con él. En mi caso, me hizo recordar, momentos, casi olvidados, cuando el Nobel estuvo por Arequipa, y yo me dedicaba con mucho ahínco a la literatura, sabiendo que tenía cerca a Mario. Me atrevería a decir, que estas semblanzas, más que remembranzas sentimentales, son vivencias, que seguramente, lo apreciarán los jóvenes de hoy,  para que sepan lo importante que es conocer a un escritor reconocido en el mundo y el aprecio que la gente le tiene, al margen de la critica y los conflictos políticos que siempre le rodean.
Las dos entrevistas que tiene el libro del que me ocupo, hechas por Juan Carlos Soto Díaz y José Carlos Mestas, son una continuación de lo que en otras iguales, se hace respecto a Mario. Como todas las que da, aborda temas conocidos de sus obras literarias, de política, como ya he leído en otros lados y éstas no son las excepciones. Quizá sean más interesantes para quien recién empieza a conocer a Vargas Llosa, y quiera saber algún dato de cuando nuestro escritor estuvo en Arequipa.
El Cuento, escrito por Cesar A. Álvarez Téllez, es breve, que nos induce a pensar lo que Vargas Llosa, ausente en todo momento, provoca a un personaje que lo admira y que busca una información para una tesis. Esto, ligado a la realidad, como un ejemplo, no creo que haya mucha diferencia, porque muchos jóvenes que ven a Mario lo sienten lejano, como el personaje de este relato. Una historia de ansiedad y misterio, que conlleva a un final incierto, cuando el protagonista no consigue su propósito, y le dice al taxista, que lo espera afuera, que lo lleve a la mierda. Por lo tanto, el discurso literario de este cuento, es una alusión persuasiva y desenfrenada, de anhelo, de llegar a un escritor famoso (Vargas Llosa, se colige en la historia). El narrador, en primera persona, quiere tener un vínculo con el escritor que  se da a través de una secretaria, que hace lo posible por ayudar al narrador, quien aspira a lo imposible.
En cuanto al Discurso de Orden, es dado por el conocido historiador arequipeño, Eusebio Quiroz Paz Soldán. Este texto, sólo es una opinión personal, que recuerda lo que todos conocemos de Vargas Llosa. Es un homenaje a su llegada a Arequipa. Lo rescatable  de esto, es que Paz Soldán reconoce en el Nobel, con elogio, su constancia en la literatura, su disciplina y su integridad como buena persona, mereciendo su reconocimiento internacional, sobre todo, para Arequipa.

3.    TEXTO DISCONFORME
Cuando leí “Arequipa y el escribidor”, todos los escritos me parecieron interesantes, apasionantes y hasta oníricos. No obstante, hubo un texto que me causó inconformidad,  hasta superfluo, el cual repudio, incluso por el contenido que encierra. Este seudoensayo es de un tal Juan Carlos Valdivia Cano, según el título, es un discursos amistoso, claro que esta expresión es un eufemismo, porque de amistosos no tiene nada, según su intención, ni siquiera en la elocución de su sintaxis. Este señor, que es abogado, vilipendia a Willard Díaz, cuando éste, anteriormente según explica Valdivia, mencionó en un ensayo, que la literatura no se puede aplicar en procesos judiciales y legales porque no hay comparación en que un abogado pueda criticar una obra literaria como un especialista en literatura. Sin embrago, este señor Valdivia, termina preguntándose si un lector común, así sea un abogado, no tiene la capacidad de criticar una obra literaria y que los lectores deberías ser especialistas en Literatura, además de que las obras que hablen de juicios no son propios de los abogados. Ante este juicio, que engloba todo el contenido de ese ensayo, yo, como especialista en literatura, no puedo creer que una tesis tan absurda como esa, sea motivo de comentario y critica, porque yo no tocaría elementos de Derecho, sino sé de ellos, sin embargo, lo que sí puedo abordar son aspectos básicos para escribir en una novela, por ejemplo. Pero este señor, Valdivia, con cierta arrogancia, parece que olvida que  en la literatura, como ciencia, hay elementos para analizar una obra, no solamente con una simple lectura, como crítica literaria, análisis estructural en un a obra, análisis de textos, interpretaciones semántica, e históricas en la literatura, en fin. Estoy seguro que en estos temas de análisis hay elementos que ese señor Valdivia Cano ignora. Además, hay dos razones  adicionales, que fundamentan lo que digo:
A.    Willard Díaz, conocedor de la literatura, está en todo su derecho de opinar, criticar, estructuralizar un texto porque lo sabe. Cualquiera que sea su posición sobre temas de análisis literarios, como especialista, es valedero. Aunque no sea un buen narrador, ya que sus cuentos son simples y de temas banales, opuesto, a su conocimiento de la literatura.
B.    El señor Juan Carlos Valdivia Cano, es abogado, de acuerdo, pero jamás podrá analizar una obra literaria para un estudio determinado y no me va a decir que estará al nivel de un especialista en literatura, de su faceta de simple lector, como muchas personas. Así que no puede jactarse que puede saber de literatura, porque lo que sabe es Derecho y no se diga más. Ya que si pretende comparar a un simple lector igual que a un especialista, es un inocente, que es guiado por su necedad y estupidez. Como dice el refrán: “Zapatero a su zapato” (si entiende este señor Valdivia Cano, bien, sino…)
Por ende, no hay más que decir.

4.    CONCLUSIONES
“Arequipa y el escribidor, Homenaje a Mario Vargas Llosa”, esencialmente, es un libro valioso que aporta ideas, testimonios y entrevistas, que muestra la admiración por un paisano nuestro, como literato genuino- que estoy seguro- muchas personas comparten, y qué mejor, que un Premio Nobel de Literatura, sea arequipeño, para el Perú y el mundo. Además, en lo personal, me alegra que de los cuatro escritores que alguna vez pertenecieron al Boom de la literatura latinoamericana, en la década de 1960: Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, los dos últimos hayan obtenido el Nobel, de quienes admiro mucho su trabajo literario.