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jueves, 14 de marzo de 2013

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: LA INTROMISIÓN DE LA FANTASÍA EN LA REALIDAD DE CIEN AÑOS DE SOLEDAD


por: Miguel Gonzales Corrales
              ollantayaqp@hotmail.com





1.      INTRODUCCIÓN
Como se sabe, la literatura propiamente dicha en América, se inicia con la llegada de los españoles cuando empiezan a escribir sobre la realidad nueva y extraña que les rodeaba a través de las crónicas. Los españoles que sólo conocían el origen del mundo a través de los mitos y leyendas europeos y lo que heredaron del Imperio Romano, incluso, las referencias que se escribían en relación a la  fantasía de las novelas de gesta (o caballería), vieron en el continente descubierto por Colón (1) unos paisajes que jamás pensaron que existían, ya que observaron animales inimaginables para ellos, climas variados, las exuberantes culturas y a los nativos de una raza y condiciones diferentes, primitivas, que no había en Europa.
     Los españoles que llegaron a esas nuevas tierras traían en sus embarcaciones a gente palurda, soldados ignorantes y hombres de una cultura respetable. Justamente estos últimos, comenzaron a escribir sobre lo que les rodeaba y dichos escritos que han llegado hasta nuestra época, se les ha denominado crónicas. Uno de los primeros cronistas que anduvieron por las tierras desconocidas del siglo XVI fue Bernal Díaz del Castillo (2), sin saber que era el primero que recogió esa impresiones sobre monarcas coronados de plumas de aves verdes, donde encontró vegetaciones que se remontan a los orígenes de la tierra, comida que jamás nadie había probado, bebidas extraídas de cactos, donde el humano ocupa una trayectoria del acontecer diario y fantástico que los europeos jamás pensaron que todavía existía. Toda esta amalgama de elementos van cobrando importancia en las nuevas tierras que les parecía maravillosa y espectacular. Entonces, desde esos tiempos lejanos de 1528, relatados en las crónicas, provine esa realidad maravillosa que sorprendió a los españoles.

     Posteriormente, cuando los europeos van indagando más sobre esas tierra novedosas, encuentran una información descollante sobre asuntos que les ambiciona poseer como La Fuente de la Eterna Juventud, que el español Juan Ponce de León, con la finalidad de nunca envejecer, organizó una expedición en 1513 por los manglares de lo que hoy es La Florida norteamericana, en la que perdió muchos hombres a causa de enfermedades desconocidas o devorados por caimanes, sin encontrar nada. Otra historia que hipnotizó a los españoles, es la noticia de una ciudad construida toda de oro, en el interior de la Amazonía, a la que llamaron El Dorado. Para encontrar esta mítica ciudad, fueron varias la expediciones que se enclaustraron en encontrarla, pero nunca nadie la halló (3).

     Otro caso de igual importancia, es cuando Francisco de Orellana, con 60 hombres, se aleja de la expedición de Gonzalo Pizarro, que sin saberlo, se adentraron en la selva para seguir el cauce de un enorme río, en 1528, en el cual observaron detalles que los anonadó, como lo cuenta el padre Carvajal, participe de esta expedición, cuando anota: “… que lucharon con un grupo de indios salvajes y después con un grupo de mujeres altas y muy blancas, de cabello largo, entrelazado y revuelto, de cabeza membruda y andaban desnudas, con sus arcos y flechas y haciendo guerra tanta como de diez indios, con un seno en el pecho”. Todo esto les hizo recordar a las guerreras griegas de Asia Menor, llamadas Amazonas. Con un antecedente de esta magnitud, ese río descubierto por Orellana y sus hombres, pasó a nombrarse Amazonas. Además de esas mujeres extrañas, también encontraron otros animales curiosos y sobrenaturales que los llenó de pavor en todo su trayecto, hasta desembocar el Océano Atlántico y enrumbaron a España.

     Gabriel García Márquez, en su discurso la recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982 (4), menciona a Antonio Pigafeta, un navegante florentino, que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo. Pigafeta describe, cuando estuvieron por las costas meridionales de América, con riguroso juicio, lo siguiente: “… había visto cerdos con el ombligo en el lomo y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas  de los machos y otros, como alcatraces, sin lengua, cuyos picos parecían cucharas. También había un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Además cuando encontraron el primer nativo en la Patagonia, le pusieron enfrente un espejo y aquel gigante, enardecido, perdió la razón”.

     Es así, que en estos lugares tan ignotos, quienes atestiguaron esos acontecimientos, narraban en sus crónicas sucesos sorprendentes que eran difícil de creer, pero que en aquellas épocas antiguas ya existían elementos maravillosos propios de América, que con el devenir de los tiempos y la transculturización, hizo que todos lo pueblos de Hispanoamericanos tuvieran fe en sus creencias telúricas basadas en supersticiones y mitos religiosos.  Desde entonces, época tras época, la gente comenzó a contar lo que sus antepasados sabían hasta llegar a nuestro tiempo moderno, uniendo, a través de un idioma y una cultura, un continente. García Márquez creció con estos elementos de superstición que le contaba su abuela materna Tranquilina Iguarán. Yo también recibí ciertas narraciones de carácter cultural y fantástico de parte mi abuela y algunos pobladores del pueblo natal de mi madre, en una provincia de Arequipa. Y ¿quién de ustedes, lectores, no tuvo un contacto con esas realidades de entes de ultratumba o creencias ancestrales de pueblos?  Por lo tanto, el escritor colombiano tampoco fue ajeno a esto, y lo resalta cuando nos cuenta en Cien años de soledad, como una crónica, lo que escuchó de muy niño, en una casa donde los muertos vivían con él y sus abuelos, según lo cuenta Daso Saldívar, en la biografía que hace del Premio Nobel (5).

2.     CIEN AÑOS DE SOLEDAD: FUNCIONALIDAD Y ESTRUCTURA
A.    LO REAL MARAVILLOSO
Una de las primeras novelas en tratar una sobre una América algo primitiva, desbordante de paisajes naturales, que inspiraba fastuosidad y misterio, es “Pablo y Virginia” de Bernardint Saint Pierre. Sin embargo, más tarde, en una exposición pictórica, en París, en 1925, Franz Roh, emplea por primera vez el termino Realismo Mágico, refiriéndose a algunas características de paisajes americanos en algunas pinturas de esa exposición que tenían elementos impresionistas y post expresionismo. Algunos escritores, como el uruguayo Horacio Quiroga, en el cuento “El hombre muerto” y Jorge Luis Borges, en “La ruinas circulares”, tuvieron las primeras formas indefinibles, pero de toques cercanos, a lo Real Maravilloso.

     Ulteriormente, llegó Alejo Carpentier en 1949 cuando publica su novela “El reino de este Mundo”, en cuyo prólogo, avizora toda una teoría de lo Real Maravilloso y lo amplía con mayor intensidad en su ensayo “Tientos y deferencias” en el que se refiere que esto, es un posibilidad grande que retrata a toda América desde el nativismo, apelando al tiempo mítico, sin salirse de la realidad. Eso quiere decir que lo Real Maravilloso, propio de paisajes naturales, es propio de nuestro continente por las características que tiene. Es así, que esa realidad desconocida que tiene América y descrita por los cronistas españoles, aún hoy en día existe, y como el mismo Carpentier lo define en su ensayo “Tientos y diferencias”: Lo que de universal relacionado con el amplio mundo puede hallarse en nuestras gentes”, es decir, que todo lo fantástico, sobrenatural y misterioso que hay en otras culturas, también los hay en nuestra cultura latinoamericana, desde México, el Caribe, Brasil y el resto de sud América. Todo lo Real Maravilloso es único de América.

     A este pinto quería llegar. Desde que apareció el Relato Fantástico, expresado en la novela y el cuento europeo, este tipo de narración sólo se quedó inscrito como sucesos reales nacidos en una ciudad para sobrepasar lo elementos difíciles de creer y que son de carácter metafísico. No obstante, lo Real Maravilloso, tiene su diferencia porque si es cierto que posee elementos fantásticos (como ya lo dijo Carpentier)  también se  unen una fantasía nativa, que no es metafísica, sino que parte de una realidad concreta, verídica que conocemos, que poco a poco se va uniendo a lo mítico.-religioso que forma parte de nuestra creencias ancestrales, ligada a la historia de la idiosincrasia de nuestras gentes, como la herencia cultural indígena.  Así tenemos:

                              Tipo literario                           Teoría
                              FANTÁSTICO                 REAL MARAVILLOSO

 


                                                     Europa                               América


                                                   Metafísico                         Nativismo, mito, religión
                                                                                      e historia.

 Esta marcada diferencia no puede ser  confundida por los contenidos que se presentan y pueden ser percibidos por alguien que lee estas obras literarias.
     Volviendo a lo Real Maravilloso, como técnica literaria, estética-narrativa, diré que la característica primordial de ello es el Gigantismo, es decir, la exageración que se ve en los personajes, los pueblos, algunas escenas conflictivas, diálogos de la vida misma. También existen elementos de cierto barroquismo donde el diálogo es mínimo porque ahonda las descripciones de la trama y la fábula de la historia que se desarrolla. Así, por ejemplo, Carpentier  emplea un lenguaje escritural más denso; Rulfo más cotidiano y popular; García Márquez más ameno y muy adjetivado; Asturias más popular y con repetición de palabras. Todos ellos usan variantes de acuerdo a la concepción del mundo social e intelectual que las ha tocado vivir.

     Todos estos elementos anteriormente descritos, tienen su base en una concepción específica, que quienes hayan escrito sobre lo Real Maravilloso, tengan en sus obras una relación técnica de elementos en sus novelas que son difícil de que no sean percibidas. Así encontramos lo siguiente:
1.     Paisajes y lugares extraños, remotos, que muestran exageración y abundan en hipérboles (gigantismo).
2.     Los personajes tiene atributos superiores a lo normal y realizan hazañas difíciles de creer.
3.     Hay hechos extraordinarios que requieren de un canon especial, superior al orden ordinario.

Por ende, en lo Real Maravilloso y Cien años de soledad, novela que me ocupa ahora, encontramos lo siguiente: PRIMERO, que dentro de sus personajes que  nos son conocidos, todos realizan hazañas grandiosas que son fuera de lo normal. SEGUNDO, aparte de que las personas tienen fe en sí mismas, algunos personajes tienen un toque de superioridad como Melquíades, Remedios la Bella,  el coronel Aureliano Buendía, el padre Nicanor, José Arcadio Buendía (padre y primogénito), Aureliano segundo. TRECERO, la aparición del milagro (religiosidad) y la superstición que se da a través de  generaciones sobre la cola de cerdo y que termina aniquilando un pueblo desconocido, Macondo. CUARTO, todas las personas que viven en el pueblo creen en todas esas maravillas como si fuera parte de su vida cotidiana, como muchas personas  creen hoy en sus supercherías (6).

     Me parece, lo que he tratado aquí sobre lo Real Maravilloso, que Cien años de soledad mantiene un mecanismo sobrecogedor que nos envuelven en realidades desbordantes de escenas inverosímiles, no alejadas de la realidad que podemos identificar en la misma obra, como una simbología de la verdadera creencia del pueblo americano, quienes hayan tenido contacto con su pasado. Es por eso, que cada escritor que toca en una obra suya lo Real Maravilloso, lo hace en base a la realidad en que vivió y conoció y termina narrando como un cronista como si lo que contara recién lo estuviera descubriendo. Por eso, el Realismo Mágico aborda el misterio ignoto de realidades que aún nos falta descubrir, como  cuando Carpentier lo apunta en su conferencia de 1975 en Venezuela (7). Por lo tanto, escribir una novela Real Maravillosa, es adentrarse en un mundo de ideas autóctonas que tienen un rico material de sucesos que pueden ayudar a la literatura nuestra. Algo así, fue descubriendo José María Arguedas en nuestro Perú. Por estas razones, tenemos un legado de grandes obras de la literatura Latinoamérica que interesen a los lectores del resto del mundo.


B.    FUNCIONALIDAD

Lo que se encuentra, desde el inicio hasta el final, en Cien años de soledad, es el testimonio de un pueblo desconocido llamado Macondo, habitado por pocas personas, también desconocidas para todos, es decir, la narración es como una crónica de un lugar muy ignoto, así como también lo refieren los primeros capítulos. A medida que nos adentramos en la historia, somos testigos de varios aspectos sorpresivos: “En ese mundo donde todo era reciente” (8). Así lo leemos descubriendo hasta el final cuando, inesperadamente, Macondo, desaparece por un ciclón fuerte. La historia está contada por un narrador omnisciente que conoce todos lo pormenores de lo que acontece en ese pueblo y a sus habitantes. Todo lo dice de un modo oral como si escucháramos a un  anciano que nos contara sobre épocas muy antiguas. Esta crónica novelada del destino y designio de la familia Buendía, los más sobresalientes de este pueblo, con sus circunstancias mítico-fantástica, conviven en un mundo real porque todo lo que les acontece lo creen, lo sienten, dan testimonio de sus creencias, ya que para ellos es cosa de todos los días. Así, cuando aparee el niño con cola de cerdo, al final, no es sorpresa para nadie porque eso sucede; o cuando Remedios la Bella sube al cielo, así como la fiebre del insomnio, cuando el padre Nicanor levita cada vez que toma chocolate para persuadir a su s feligreses, entre otros eventos sobrenaturales. Estas cotidianidades para los macondianos es propio del Gigantismo (hipérboles o exageraciones) que ya había hablado antes. Por tal razón, es tan natural que el propio García Márquez dijo alguna vez: “ Que las cosas más extraordinarias forman parte  de nuestros días donde en la realidad Latinoamericana suceden cosas extraordinarias todos los días” (9). Nos da a entender, que son hechos reales que sucede en Latinoamérica. Esto, es verdadero pero yo pienso que la novela Cien años de soledad habla, más que nada, de Colombia, de esa realidad que conoció el Gabo, como todo escritor escribe de su contexto social y personal. Por lo que, a mi parecer, ni es una novela, exactamente total, como la ha calificado la crítica, por dos razones:

1º Cien años de soledad, habla de los enfrentamientos políticos entre Conservadores y Liberales, agrupaciones que sólo se conocen en Colombia, no en el resto de América, a raíz de la muerte del líder sindical Jorge Eliecer Guillén el 9 de abril de 1948, a lo que se llamó el “Bogotazo”. El mismo García Márquez recuerda en una entrevista, que incendiaron la pensión de estudios  donde se alojaba y perdió varios originales de cuentos y notas de novelas (10).

2º  En 1995 yo cursaba el segundo año de literatura en universidad San Agustín de Arequipa y me dedique a leer lo más selecto de la novela Latinoamérica: “El obsceno pájaro de la noche” de José Donoso, “Cambio de piel” de Carlos Fuentes, “Paradiso” de José Lezama Lima, “La casa verde” de Vargas Llosa, “Rayuela” de Julio Cortázar, “El otoño del Patriarca” de García Márquez, “Pedro Páramo” de Juan Rulfo, “Yo el supremo” de Augusto Roa Bastos, “Raza de Bronce” de Alcides Arguedas, “El astillero” y “Juntacadáveres” de Juan Carlos Onetti, “El reino de este mundo” y “El siglo de las luces” de Alejo Carpentier. En toda esta gama de novelas descubrí, que al margen de que todas ellas hablan de una realidad latinoamericana, cada una, individualmente, se refiere a una realidad específica de su sociedad, de su gente, de su forma de desarrollarse en esa sociedad, donde palabras como carajo, mierda, putas y demás jergas que tiene el mismo significado en Hispanoamérica, tienen un sentido particular en el desarrollo de sus vidas y que sus localices son diferentes y la forma de pensar y las historias que se cuentan identifican a un uruguayo, peruano paraguayo, argentino, mexicano, etc., como tal. Por eso Cien años de soledad es una novela latinoamericana, pero que habla, más que todo, de Colombia.

     Ahora, Vargas Llosa dice que Cien años de soledad es una novela total, lo cual yo no estoy de acuerdo. No se puede confundir una obra maestra con una novela total. Una obra maestra se puede catalogar por la voluminosidad, por los elementos retóricos y artístico, la fabulación de la historia, sus personajes y su contenido, mas no se compara con una obra total, ya que ésta debe abordar varias realidades, siguiendo una línea de tiempo y espacio, que una sola obra no puede abarcar. Por ejemplo, podríamos hablar de novela total  “La comedia humana” de Honoré de Balzac,  de Emile Zolá con su fastuosa “Los Raugon Maquart, historia de una familia durante el segundo imperio”, Benito Pérez Galdós con “Episodios nacionales”. Así, Vargas Llosa, afirma que escribe novelas totales, pero yo pienso que él escribe novelas monumentales y no totales, porque para llegar a la totalidad de la que habla, le falta describir muchos más detalles de la realidad peruana. Lo mismo apreció en Cien años de soledad porque su mundo fabulador es lo que le contó al autor, su abuela Tranquilina Iguarán y lo que sabía esta mujer antigua era lo que rodeaba a su mundo colombiano, ya que no salió de ese país, pues todo lo que se cuenta en esa novela es una parodia, ironía o acciones graciosas. Alguna vez Carlos Fuentes, al respecto de Cien años de soledad, dijo:  “ Convierte el mal en belleza porque se da cuenta de que nuestra historia no es sólo fatal… y convierte el mal en humor porque, deseado, no es una abstracción ajena a nuestras vidas” (11). Eso quiere decir, que en la novel del Gabo, encontramos frases como: “Me cago dos veces contra natura” dicho por el primogénito José Arcadio, “Si hay que criar iguanas, criaremos iguanas” dicho por el padre José Arcadio, “Quiere tanto a Aureliano que te vas a casar con él, pero no puede casarse con él” dice Amaranta a Gerineldo Márquez, “He esperado a que pase el entierro” dice el Coronel Aureliano Buendía, “Me casé con una hermana de la caridad” dice Aureliano Segundo a su esposa Fernanda, “Lo que me choca de ti es que dices lo que no se debe” dice Amaranta Úrsula a Mauricio Babilonia, también cuando el coronel Aureliano Buendía se comunica con Gerineldo Márquez y éste le comenta que en Macondo llueve por esa época, a lo que el coronel Aureliano le responde “No seas pendejo, Gerineldo, en Macondo siempre llueve por esta época”.

     Todas estas referencias hacen enriquecedor el panorama de la novela. Si a esto incluimos el tiempo que se funde en un espacio sin tiempo donde lo real es igual que la fantasía desde que se funda hasta que desaparece Macondo, un supuesto pueblo colombiano por la referencia de Riochacha y la vistita del autor a Aracataca, en compañía de su madre, para vender la casa de su abuelos en 1952 (12). Por lo que el Gabo, en Cien años de soledad, emplea una realidad temporal cronológica circular en la historia que va desde un inicio hasta un fin  y que si se desea, se podría repetir mil veces donde sólo la novela nos va a llevar siempre a ese final cerrado. En la época que transcurre la trama de la novela, la voz del narrador muestra que en Macondo la muerte no tiene fronteras porque nos abre muchas posibilidades de que después de la  muerte uno sigue viendo a su seres queridos, donde no existe un Dios, más bien se lo busaca en algún lado del mundo como lo hace José Arcadio Buendía a través de fórmulas alquímicas. Sólo la vida misma, es la que sigue su curso, por eso aparecen los fantasmas de Melquíades, del patriarca de los Buendía, José Arcadio Segundo. Sólo Úrsula menciona la existencia de Dios dos veces, no como esperanza, sino como desdicha, como si todo lo malo que sucediera fuera causa de él. Quizá en lo único que Vargas Llosa tenga razón es que los personajes de esta novela estén rodeados de dureza y deicidio, porque ellos sólo son dioses en un  mundo propio, Macondo.

     Para crear este majestuoso mundo mágico, García Márquez tiene como fuente primigenia, tres libros clave que le ayudaron mucho: “Las mil y una noches”, “La metamorfosis” de Kafka y “Pedro Paramo”, de Rulfo. Así lo manifestó cundo se le hizo un documental de su obra, en Bogotá,  donde afirmaba que cuando leyó “La metamorfosis” no durmió tres noches y se dijo: “Que si esto se podía escribir en la literatura, entonces todo es posible” (13). Por lo que, uniendo esa fantasía con la realidad nuestra, la hispanoamericana, se han podido crear obras ambiciosas como “Pedro Páramo”, “El reino de este mundo”, “El obsceno pájaro de la noche” o “Cien años de soledad”. Son algunas de las pocas obras de creación fantástica ligadas a la realidad, que tiene una valía inmensa. Alguna vez, Borges dijo que una de las cosas que le falta a literatura latinoamericana, es la fantasía, para que más lectores sigan nuestra literatura.

     Otro elemento importante en la novela es el amor. No obstante, este amor no es tan idílico como lo fue el de “María” de Jorge Isaacs. Por el contrario, es un amor muy particular donde, los esposos y amantes no se acarician con ternura, sino que se unen por necesidad sexual y de procreación. Esto es algo establecido implícitamente en la vida de los personajes, que lo heredan sus descendientes, propio de las gentes nuestras en Hispanoamérica, es un amor más de costumbre y cómplice, donde quien resuelve los problemas de todo tipo, es siempre la mujer. Al respecto, García Márquez, refiriéndose al amor, dijo sobre la mujer latinoamericana: “Creo que ellas son la fuerza de nuestra sociedad. Son más fueres que los hombres. Vivimos en una sociedad matriarcal” (14), donde “las mujeres sostienen el orden de la especie con puño de hierro mientras los hombres andan por le mundo empeñados en todas las locuras infinitas que apoyan la historia” (15). Realmente, esto es muy cierto, porque en Cien años de soledad entra a tallar este aspecto tomado de una realidad concreta, la que vemos todos los días, aunque a veces descritas con muchas hipérboles. Así, tenemos los casos de Úrsula Iguarán quien soporta las locura de viaje de su esposo José Arcadio; Fernanda del Carpio, quien soporta las parrandas de Aurelia Segundo; Peta Cotes, amate de éste, y que soporta con hidalguía sus cambios de domicilio y sus malos caracteres; Santa Sofía de la Piedad aguanta con pasividad a Arcadio; Renata Remedios defiende el amor por Mauricio Babilonia. A lo largo de los capítulos de la novela, somos testigos de este liderazgo femenino en el caso de la familia Buendía. Esta importancia que el Gabo le da a la mujer, se remonta a la época cuando fue niño, ya que vivió en una casa donde los único hombres era él y su abuelo Nicolás, rodeados de la abuela Tranquilina y sus tías, a quienes toma de modelos para hacer su novela. Un ejemplo  más de que habla de Colombia y su entorno personal. Incluso, yo he comprobado, cuando lo hombres son juguetones, salidos de su adultez, para entrar a una etapa pueril que los hace olvidar, por momentos, de sus responsabilidades, y la mujer es quien tiene que devolverlos a sus quehaceres adultos. Es decir, el hombre siempre goza de cierta inmadurez para llevar solo las riendas de un hogar.

     Otro factor importante es la reiterada sucesión de los nombres de padres a hijos: José Arcadios y Aurelianos, Amarantas y Remedios. García Márquez, en la entrevista que sostuvo con Vargas Llosa en 1967 en Lima, el escritor peruano le preguntó a Gabo sobre ese detalle de los nombres que es bien notorio en la novela, a lo que el colombiano respondió:¿Hay alguien aquí que no lleve el nombre de su papá? (16). Es cierto, ya que es una característica muy peculiar que tienen las familias hispanoamericanas, como se da también en Colombia: los padres ponen los nombres de tío, abuelos o tías, según sea el caso. En cambio, en otras partes del mundo, en países donde no se hable español, no hay esta peculiaridad de heredar los nombres a sus hijos. Esta  heredad de los nombres que suceden en la realidad nuestra, tiene una mezcla especial con las hipérboles que acontecen en la novela, porque si uno se da cuenta, esa abundancia de nombres de los abuelos hasta los últimos hijos, hace que la narración sea más encantadora, al margen que uno no pueda identificar quién es quién en la historia, por la confusión repetida de esos nombres.

     Finalmente, he querido tocar un elemento que fusiona a la novela, en todos sus aspectos, desde el inicio hasta el final: Melquíades. Este personaje mítico, misteriosos, a veces sobrenatural, a momentos fantasmagórico porque se le aparece al patriarca José Arcadio Buendía y José Arcadio Segundo cuando éste descifraba los manuscritos, según como aparece en la historia, es un personaje sacado de las lecturas que García Márquez hizo de Nostradamus. Cuando leyó las profecía del francés, pensó que era una buena oportunidad para incluir un personaje que hablara de cosas fantásticas, que de alguna manera los latinos estamos acostumbrados a creer, por tal razón, tomo a Nostradamus y su obra profética (17).

     Como se puede entender, en esta obra hay elementos sociales, culturales, históricos, como se entendió cuando el colombiano revelaba la composición de su obra en la entrevista de 1967, frente a Vargas Llosa (18).

     Ahora, se verá toda la gama de las características de los  personajes que fueron reales y sirvieron a su autor de fuente para emplearlos en el plano de la fantasía literaria:





                             GRUPO A                                     GRUPO B
                           REALIDAD                                    ­­­­­­­­­­­­­FANTASÍA

                           Aracataca.                                         Macondo.
                          Tranquilina Iguarán Cotes                Úrsula Iguarán.
                          (Abuela del escritor)
                         Sara Márquez.                                     Santa Sofía de la piedad.
                         (Hermana de Nicolás Márquez,
                         Abuelo del escritor)
                        Nicolás Márquez Mejía.                        José Arcadio Buendía.
                                                                                             (Patriarca)
                        Rafael Uribe Uribe.                               Coronel Aureliano Buendía
                        Michel de Nostradamus                       Melquíades.
                           Y sus profecías.
                       Margarita Márquez                                  Rebeca Buendía.
                      (Hermana del abuelo del
                       Escritor)

                       Francisca Simodesea                             Fernanda del Carpio.
                      Muchacha que fugó de su casa--           Remedios La Bella.
                     (Colombia) y vecina que sacudió
                      Unas sábanas (México)
                     “Las mil y un a noches”                           Influencia fantástica.
                      Riochacha, Ciénaga Grande                   Rioichacha (puerto y las                        
                         (Lugares colombianos)                         ciénagas (pantanos)
                     Circo (al que fue Gabo de                        Campamento de Melquiades.   
                       Niño con su abuelo)                                  
                      Diciembre, 1928, masacre                       Masacre  por la protesta bananera
                      Por las protestas bananeras,                  (tiempo indefinido, muchos muertos)
                      (Muchos muertos)                                    
                                  

C.    ESTRUCTURA
Una de las características de la narratología de Cien años de soledad, es su anacronía porque la historia empieza en un punto medio  de la misma trama cuando el coronel Aureliano Buendía está frente al pelotón de fusilamiento. Luego, en cada uno de los 20 capítulos, se presentan episodios breves de un pasado lejano o cercano, que después se profundiza con las situaciones que tuvieron que ver en ese entonces. Es como si el narrador omnisciente previniera al lector lo que va a suceder, también, de un modo lejano o cercano. Y cuando se llega a estos acontecimientos, aparecen otros nuevos, que anteriormente se mencionaron (19). En este campo estructural, la anécdota, como fuente de la historia, por el modo corrido y rápido con que se cuenta los sucesos de la historia, todo se centra en los hechos que hacen sus personajes, teniendo como escenario el Microtexto=Macondo y el Macrotexto=Colombia (aun que no se menciona este país, pero se lo pude deducir).

     En el plano de la comunicación, en la narrador omnisciente (cronista de las historia de un mundo que no conoce, pero que nos cautiva con lo que narra), es un alocutor, prácticamente, reemplazando la voz del autor quien es un conocedor de ese mundo, único y apartado del resto de la humanidad, donde ocurren hechos fantásticos y sobrenaturales. El alocutor/narrador nos presenta una amalgama de acontecimientos, que a lo largo de 8 generaciones de la familia Buendía, lo muestra a  un alocutario/lector, a través de un código en el que se presenta una serie de epítetos, hipérboles, envueltas en una gran cantidad de oraciones subordinadas (20). Es así, que cuando uno lee la novela,  debe interpretar lo motivos que tiene el narrador sobre lo que cuenta y los efectos que tiene sobre el lector. En tanto, el clímax que tiene las novela, por cada generación de los Buendía, procede de la fábula que tiene cada personaje, en la historia y sus caracterizaciones especifica y únicas de cada miembro dela familia, aunque los nombres se repitan, hacen que a veces la novela cobre un aire bíblico, como el patriarca José Arcadio Buendía, quien como Moisés, busca la tierra prometida; Aureliano Segundo, por diferente motivos, tiene una vida disipada , acompañada de muchas fiestas como en Sodoma y Gomorra; la matanza de lo obreros bananeros a cargo del ejercito gubernamental como cuando Herodes manda matar a quienes no le obedecían; también cuando el padre Nicanor levita cada vez que tomaba chocolate caliente, como alguna vez Jesús lo hizo en su vida pública; la ascensión de Remedios la Bella, típica virgen que sube a los cielos; los manuscritos de Melquiades que  Aureliano Segundo descifra y la destrucción de Macondo desapareciendo de la mente de la humanidad, que es un elemento apocalíptico, típico del Libro de las Revelaciones; así como la superstición del niño cola de cerdo que era producto de las relaciones sexuales entre parientes y que tanto atemorizó a la familia y que al final se cumple. Estos elementos juegan un papel importante, en un pueblo mítico, que mezclado con elementos religiosos, hace de esta novela, junto a sus personajes fantásticos, una historia de parábola, similar a los libros antiguos como el Ramayana, el Gilgamech o el Mahabharata.

     Otro factor importante en la novela, es la escritura. Es cierto que hay en Hispanoamérica escritores que se inclinan por el estilo barroco, (precedente del Renacimiento Español), que tuvo a sus mejores exponentes en Alejo Carpentier, José Lezama Lima, José Donoso, Miguel Ángel Asturias y que prosiguió con García Márquez. Ahora bien, el lenguaje de Cien años de soledad, si es cierto que mantiene escasísimos diálogos de sus personajes, el resto del lenguaje muestra artificios simples, ligados a la metáfora y la retórica, junto a ciertos enlaces sintácticos que nos llevan a pensar otra realidades cercanas, lejanas, y que luego volvemos a los acontecimientos que envuelven a Macondo. Esta anacronía, en la que hay relatos en espacios temporales distintos, separados por años o décadas, hacen de la historia cíclica, porque si volvemos a leer la novela empezaremos conociendo siempre el mismo inicio (la fundación de Macondo) y el mismo final (la destrucción de Macondo), cuya clave para que todo, es su final cerrado.

     Finalmente, la sintaxis que la obra muestra a lo largo de su fabulación literaria, tiene un encanto muy personal que logra cautivar a cualquier lector. Esto se debe a que su sintaxis manifiesta cierta poesía cuando se describen circunstancias como cuando se dice: “Llegó  un hombre descomunal” (21), “Úrsula lloraba en la mesa como si estuviera leyendo las cartas que nunca llegaron” (22), “La había seleccionado como la más hermosa entre las cinco mil mujeres del país” (23), “Sería arrasado por el viento y desterrada de la memoria de los hombres” (24), y así se podrían enumerar más ejemplos de este tipo. No obstante, una característica fundamental es la oralidad, ya que sin ésta, la novela no cobraría esa importancia de obra maestra, ya que si hubiera sido escrito de otro modo más intelectual o de palabras más rebuscadas, la narración no funcionaría, porque en una cultura oral debe haber una identificación empática y estrecha con lo sabido (25), es decir, que todo es establecido porque para sus personajes todo es normal y cotidiano, por ello, la escritura de esta oralidad muestra un establecimiento con la objetividad, según el alejamiento o acercamiento (26) en el devenir de personajes que mueren, entran o salen de la historia. Esto, sumado a la  eufonía cualitativa (27), cuando se lee la novela,  agrada al oído, por su compás en el discurso literario (o colón prosaico). Por eso en el lenguaje, los elementos de sintaxis y eufonía cualitativa, le dan un esteticismo primordial, que muchos lectores, incluso, con quienes conversé, coinciden.
     Lo único, que quizá sea denso en la novela, es la ausencia de gráficos, es decir, los párrafos que se leen son extensos y un lector, puede  pensar, en agobiarse al ver tanta narración textual, pero para evitar este agobio, esta la forma en la que es narrada, lo cual ya expliqué más arriba. Esta observación en Cien años soledad, es propio de los autores que escriben, estilísticamente, con características barrocas, pero que la normativa que el autor planteó al escribir su novela, fue así.
     Por ende, esta novela consuetudinaria, la más conocida en el mundo, tiene un contenido maravilloso, propio de la idiosincrasia latinoamericana.

3.     CONCLUSIONES
Cien años de soledad, es una reminiscencia de “Las mil y una noches”, que según confesó García Márquez, fue uno de los pilares para crear su novela.
Cien años de soledad es una novela de compromiso social que remarca, de alguna manera, los conflictos sociales que vivió García Márquez en su juventud, en Colombia, algo similar a lo que Jonathan Swif, hizo con la sociedad londinense en “Las aventura de Gulliver”.
3º Hoy en día, con los estudios más recientes, que se tiene de la obra de García Márquez, se puede ahondar mucho más en descubrir los artificios de su novela importante, por lo cual, el estudio que hiciera Vargas Llosa de Cien años de soledad, décadas atrás, ya resulta obsoleto.
4º García Márquez, en el año 2006, confesó en una entrevista a Xavier Ayén, (28) que no volvería a publicar más libros. Claro, después del fugaz paso de” Memorias de mis putas triste”, ya no se sabe nada de otro libro, incluso, hoy con el diagnostico de demencia senil que tiene, será imposible ver otra obra suya. Con lo que nos cabe pensar, que toda su trayectoria literaria es impecable y nos ha legado buenas novelas y cuentos, difíciles de olvidar para la literatura.
5º Por último, el mito como expresión cultural y popular, puede tener una importancia grandilocuente, en el que se puede creer, en el plano de la literatura, para ser aceptado, como los mitos de la antigüedad, que nos enseñan algunos temas sociales. En el caso de Cien años de soledad, la enseñanza es la creencia popular de nuestra gente, de una sociedad colombiana, que puede se análoga con la de cualquier otro país hispanoamericano.

    












NOTAS


1.     Cuando Colón murió en Valladolid (España) en 1502, jamás supo que había descubierto un continente, pues ni siquiera pensó en ello. Sólo tenía la vaga idea de que había arribado a las indias de la que tanto se habló en su época. Conclusión está, que comprendió en su cuarto viaje.
2.     Bernal Díaz del Castillo, “La historia verdadera de la conquista de la Nueva España”.
3.     Su mito fue tan grande que causó varias expectativas en Europa, tanto así, que el filosofo francés Voltaire mencionó algo al respecto en su novela “Cándido o el optimista”, donde Cándido, el protagonista, en sus viajes por el mundo, llega a descubrir El Dorado y cuando huye de sus perseguidores, encuentra una carroza dorada que lo saca de allí volando. Hasta ese extremo de mistificación  se llegó a imaginar la fantástica ciudad que los españoles buscaban, en la Amazonía.
4.     “L a sedad en América Latina”, discurso del premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, pronunciado en la Academia Sueca de Estocolmo, el 8 de diciembre de 1982.
5.     “Gabriel García Márquez: La biografía, Viaje a la semilla”, Daso Saldívar, Editorial Folio, Cap. 2 y 3.
6.     En “La novela en  América Latina”, UNI, 1967, Lima, García Márquez le afirma a Vargas Llosa, que: “No nos hemos dado cuenta que en los cuentos de la abuela hay una fantasía extraordinaria en la que creen los niños lo que se les está contando y me temo que contribuye a formarlos”. Más adelante dice: “que toda fantástica realidad latinoamericana forma parte de nuestro libros y que la literatura Latina corresponde a la realidad Latinoamericana, donde suceden cosas más extraordinarias”. Esto es algo de lo que Carpentier mencionaba en “El reino de este mundo”, sin embargo, Gabriel García Márquez, se refiere, por lo que se intuye, a Colombia. Esto lo detallaré más adelante.
7.     “Problema del tiempo y del idioma en la moderna novela Latinoamericana”, conferencia dictada por Alejo Carpentier, en la Universidad Central de Venezuela en marzo de 1975. Aquí, al final, es escritor cubano, exhorta a nuestros escritores a que contribuyan con sus obras a abordar temas propios de Latinoamérica.
8.     “Cien años de soledad”, Editorial Oveja Negra, 1983, p.p. 175.
9.     “La novela en América Latina”, Diálogo entre Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, p.p. 29.
10.  Video. Documental de Yves Billón y Mauricio Martínez-Cavard sobre su obra “Gabriel García Márquez” e Ídem, obra  de Daso Saldívar.
11.  “Nueva narrativa hispanoamericana”, Donald Shaw, Ediciones Cátedra, P.P. 116, tomado de Carlos Fuentes en “Macondo, sede del tiempo”, Montevideo, 1971, p.p. 113.
12.  Ídem, ob. Cit. Saldívar.
13.  Ídem, vídeo, cit.
14.  “La República”, Lima, 10 de febrero de 1985, La cándida Eréndira y su abuela desalmada, entrevista de Jean Pierre Richard.
15.  Ídem.
16.  Ídem. “La novela…”.
17.  Ídem. Ob. Cit. Daso Saldívar, cap. 5, p.p. 142.
18.  Ob. Cit. “La novela…”
19.  Así lo apunta Armando Zubizarreta en su ensayo “Triunfos del narrador oral en la literatura Latinoamericana: de Ciro Alegría a Gabriel García Márquez”, Revista de Crítica literaria, nº 34, 1997, p.p. 97
20.   Ídem. Video, cit.
21.  Ob. Cit., “Cien años…”, p.p. 77.
22.  Ídem. P.p. 79.
23.  Ídem. P.p. 163.
24.   Ídem. P.p. 325.
25.  “Oralidad y escritura”, Empáticas y participantes, p.p. 51, Walter J. Ong, 1987.
26.  Ídem.
27.  “Teoría de la literatura”, p.p. 85, Boris Tomachevski, traducción de Lázaro Carreter, 1982.
28.  Aparecido en el diario “La República”, lunes 30 de enero de 2006.








BIBLIOGRAFÍA

LIBROS
CÁCERES CUADREOS, Tito, “Análisis de textos literarios”, Editorial UNSA, Arequipa,  junio, 2005.
CRISTOBAL, Juan,  “García Márquez y el amor”, Edit. San Marcos, Lima, 1999.
GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel, “Cien años de soledad”, Editorial Oveja Negra, Colombia, 1982.
“LA NOVELA EN AMÉRICA LATINA”, conversación entre Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez,  Edit. Milla Batres, Lima, 1967.
SALDÍVAR, Daso, “Gabriel García Márquez: viaje a la semilla, la biografía”, Ediciones Folio, España, 2005.
CHAW, Donald, “Nueva narrativa hispanoamericana”, Ediciones Cátedra, Madrid-España, 1981.
ONG, Wlater J., “Oralidad y escritura, tecnologías de la palabra”, Fondo de Cultura Económica, Argentina, 1982.
TOMACHEMSKI, Boris, “La teoría literaria”, Akar Editor, impreso en España, 1982.

REVISTAS Y FOLLETOS
“El DOMINICAL”, El comercio, Lima, El señor de la soledad, Gabriel García Márquez celebra su cuarto aniversario, 11 de marzo de 2007.
“FAMA”, La República, lunes 30 de enero de 2006.
“HISTORIA de la literatura latinoamericana” fasc. 2, Alejo Carpentier, Edit. Oveja Negra, Colombia, 1982.
“HISTORIA de la literatura latinoamericana” fasc. 7, Gabriel García Márquez, Edit. Oveja Negra, Colombia, 1982.
LOS PREMIO NOBEL, fasc. 34, Editorial Orbis, Barcelona, España, 1982.
REVISTA de “Crítica literaria”, año XVII, Nº 34, Lima, 1991. Armando Zubizarreta “Triunfos del narrador oral en la literatura Latinoamericana: de Ciro Alegría a Gabriel García Márquez”.

VIDEO (Única entrevista documental de su obra)

“Gabriel García Márquez”, un film de Yves Billon y Mauricio Martínez-Cavard.